El Príncipe Alberto de Mónaco lleva una década pidiendo el divorcio a Charlene

La cortina de humo nunca ha hecho felices a los Príncipes de Mónaco

La posición de líder de una institución tan grande y potente como lo es el Principado de Mónaco no es algo que esté al alcance de todo el mudo. Llegar a una posición de tal poder conlleva una gran responsabilidad, pero a su vez una cantidad de privilegios a los que muy pocos se podrían llegar a negar. Una realidad que hizo que Charlene de Mónaco aceptara entregar toda su felicidad y salud mental a cambio de todo el dinero y el poder que uno puede llegar a imaginar.

Sin embargo, el que ya debería tener asumido ese poder es un Alberto II que desde su nacimiento se crio con el puesto de Príncipe de Mónaco entre ceja y ceja. Era su destino y, tras años y alguna que otra duda, lo ha alcanzado. Sin embargo, la realidad es que la felicidad no es algo que lo haya acompañado a lo largo de su viaje, Más bien todo lo contrario, nunca ha brillado por ser un hombre plenamente feliz, a pesar de que nunca le ha faltado nada.

Y es que ni el dinero ni el poder nunca han podido comprar eso que Alberto II siempre ha anhelado: la libertad de poder ser él mismo y de poder vivir a su aire. Y es que todo comenzó a ir mal cuando tuvo que casarse para satisfacer a su padre y al resto de miembros del Principado. Una boda, la que lo unió a Charlene que siempre se ha considerado una cortina de humo.

El Príncipe Alberto desearía estar divorciado

Ante esta situación, al contrario de lo que se ha pensado durante años, es Alberto el que lleva más de una década soñando con el divorcio. Tal y como señala la prensa francesa, el Príncipe monegasco desearía poder tener una vida completamente alejada de Charlene para poder mostrarse como es y sin tener que actuar detrás de una cortina de humo. Sin embargo, Charlene siempre ha optado por mantener vivo un matrimonio que le da dinero y poder.

Así pues, hasta ahora, Alberto II ha sido incapaz de encontrar la manera de divorciarse y separarse por completo de su esposa, por la que nunca ha sentido nada y con la que solamente se casó para satisfacer a aquellos que lo han rodeado siempre.