El equipo médico de San Javier interviene por orden de Felipe VI por la gravedad del diagnóstico

Medidas especiales ante un reto clave en la formación de la princesa

La princesa Leonor vive un momento clave en su formación militar. Desde septiembre, se encuentra en la Academia General del Aire de San Javier, donde se prepara para ser piloto. Esta etapa es crucial: al completarla, recibirá su tercera condecoración y alcanzará el rango más alto como cadete. Sin embargo, lo que debía ser un periodo de consolidación se ha convertido en un verdadero desafío.

El nivel de exigencia es mucho mayor que en sus experiencias anteriores en Zaragoza o Marín. Además, la heredera del trono enfrenta un miedo a las alturas que limita su avance en el pilotaje real. Antes de subir a una aeronave, debe pasar por extensas horas en simuladores. Los protocolos militares son estrictos, pero en su caso se están tomando precauciones especiales para no comprometer su bienestar físico ni psicológico.

Las pruebas de resistencia y fuerza han mostrado que su preparación física no está al nivel esperado. Aunque sus calificaciones académicas siguen siendo excelentes, dentro de la academia se nota la diferencia frente a sus compañeros. La presión, tanto física como mental, ha encendido las alertas dentro de la Casa Real.

Intervención médica ante un estado delicado

El verano y la relajación en la dieta han dejado huella. Según fuentes cercanas, Leonor ganó peso durante las vacaciones y su tono muscular no es suficiente para afrontar la dureza de San Javier. Las primeras apariciones del curso con ropa más holgada reforzaron la preocupación de entrenadores y médicos militares.

Ante esta situación, el rey Felipe VI ha decidido actuar directamente. Ordenó la intervención del equipo médico de la Casa Real, que incluye dietistas y endocrinos. Su misión es diseñar un plan de alimentación y control físico adaptado a las necesidades de la princesa. El objetivo es claro: recuperar a tiempo su estado óptimo y garantizar que pueda superar el curso sin riesgos.

No es la primera vez que ocurre algo similar. En Zaragoza y en Marín, se tomaron medidas especiales para ajustar la exigencia a sus capacidades físicas, incluso liberándola de algunas tareas más duras. Sin embargo, en San Javier la presión es mayor, y el seguimiento médico es ahora más riguroso que nunca. El compromiso del rey y de la Casa Real refleja la prioridad de proteger la salud de la heredera, mientras continúa su camino hacia la madurez y el cumplimiento de sus responsabilidades como futura reina.