El cabo Cabello y el teniente coronel Mochi cuentan a la familia el deterioro de Juan Carlos I

El deterioro del emérito preocupa a los que viven con él

A sus 87 años, Juan Carlos I atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida. Las alarmas han saltado en su entorno más cercano, después de que sus escoltas personales —el cabo primero Cabello y el teniente coronel Vicente García-Mochales, conocido como "Mochi"— hayan reportado episodios repetidos de desorientación, olvidos y confusión. La Familia Real ya habla abiertamente, en privado, de lo que parece un deterioro cognitivo incipiente.

Así pues, las infantas Elena y Cristina han asumido un papel protagonista en la protección de su padre. El exmonarca presenta síntomas compatibles con una posible demencia senil, una enfermedad degenerativa que avanza lentamente, pero de forma constante. Aunque no hay un diagnóstico oficial, fuentes próximas a Zarzuela confirman que las hijas del rey emérito han buscado asesoramiento médico especializado en Suiza, donde Juan Carlos I pasa largas temporadas bajo discreta vigilancia.

Ya hay los primeros avisos alarmantes sobre Juan Carlos I

Y es que la situación preocupa. Los primeros en advertirla han sido quienes más tiempo comparten con él. Cabello y Mochi, miembros clave de su equipo de seguridad, han observado cómo el rey olvida nombres, repite historias sin recordar que ya las contó o duda sobre eventos recientes. No es solo cuestión de edad: el deterioro es evidente.

La realidad es que Juan Carlos I intenta mantener una vida normal en la medida de lo posible, pero su movilidad limitada y estos episodios cognitivos lo enfrentan a un escenario que no puede controlar. Para un hombre que personificó la fuerza, el poder y el liderazgo durante décadas, aceptar la pérdida de autonomía es un golpe silencioso y profundo.De este modo, la Familia Real se prepara para un futuro incierto, intentando blindar al rey emérito del foco mediático y acompañarle con la máxima discreción. Pero el tiempo avanza, y con él, se apaga poco a poco la figura de quien marcó una era en la historia reciente de España.

Así pues, como se ha ido viendo con el paso de los últimos meses, el deterioro del rey Juan Carlos I no solo es físico. Es también el símbolo de un ciclo que se cierra. Y en Zarzuela, todos saben, gracias a Mochi y Cabello, que el emérito está en un momento sumamente delicado.