Donald Trump recomienda a Carlos III que no permita el regreso del Príncipe Harry
El Presidente de Estados Unidos detesta a los Duques de Sussex
La sintonía entre Donald Trump y Carlos III está ganando fuerza en los últimos meses, y lo cierto es que este acercamiento podría tener consecuencias directas para los duques de Sussex. El expresidente de los Estados Unidos, conocido por sus opiniones contundentes, no guarda ni un mínimo de simpatía hacia Harry y, mucho menos, hacia Meghan Markle, a quien considera una de las responsables de la ruptura del príncipe con la Casa Real británica.
El magnate republicano, que prepara su regreso a la política con la vista puesta en las presidenciales, ha hecho evidente su disgusto hacia la pareja. En privado, comentan fuentes cercanas, Trump habría señalado que Harry “ha despreciado su propia familia” y que su marcha a California “ha sido un error monumental”. Sobre Meghan, su juicio es aún más severo: la acusa de manipular al hijo menor de Lady Di y de buscar protagonismo a costa de la corona.
Trump no recomienda el regreso de Harry y Meghan
Mientras tanto, Carlos III mantiene una relación cordial con el líder estadounidense, marcada por el respeto mutuo y un interés compartido en cuestiones de relevancia global, como el medioambiente y la estabilidad internacional. Este vínculo, cada vez más sólido, deja a los Sussex en una posición incómoda. La reconciliación entre padre e hijo, ya de por sí complicada, encuentra ahora un obstáculo añadido en la animadversión que Trump siente hacia el matrimonio.
Y es que el expresidente no tiene intención de facilitar el regreso de Harry al Reino Unido ni de tender puentes que favorezcan un acercamiento familiar. Según su entorno, considera que el príncipe tomó sus decisiones y debe asumir sus consecuencias, sin esperar indulgencia de quienes han sido sus críticos más duros.
Así pues, la nueva alianza entre Carlos III y Donald Trump parece abrir una etapa inédita en la diplomacia personal entre Londres y Washington, pero, al mismo tiempo, agrava el aislamiento de Harry y Meghan. Con un rey que prioriza la estabilidad de la monarquía y un líder estadounidense que no les guarda aprecio, los duques de Sussex ven cómo su margen de maniobra se reduce, dejando en suspenso cualquier intento serio de reconciliación con la familia real británica.