Cumbre de urgencia por el estado de salud agravado de Juan Carlos I
La familia real se reúne en secreto ante el delicado estado del rey emérito
Hace un par de semanas, se celebró en secreto una cumbre familiar de urgencia. El motivo: el empeoramiento del estado de salud de Juan Carlos I. La situación del rey emérito ha dado un giro preocupante. Su aspecto físico ha alarmado a su entorno más cercano. Extremadamente delgado, con el rostro demacrado y cada vez más dependiente.
La ausencia en marzo de las regatas de Sanxenxo, un evento al que jamás faltaba, fue la primera señal seria. Nadie entendía por qué, de repente, cancelaba su presencia. Su avión privado, en lugar de aterrizar en Galicia, acabó en Ginebra. Allí, acudió a una revisión urgente en la clínica La Tour. Aunque solo iba a cambiar las pilas del marcapasos, lo retuvieron varios días. Las pruebas médicas no trajeron buenas noticias.
A sus 87 años, Juan Carlos I arrastra problemas de salud desde hace más de una década. Artrosis severa, movilidad casi nula en la pierna izquierda y múltiples operaciones de cadera y rodilla sin éxito. Los tratamientos regenerativos ya no funcionan. Los médicos lo tienen claro: no hay margen para más cirugías. Podría no resistir una nueva intervención.
Presión familiar y decisiones difíciles
La familia lo sabe. Por eso se han reunido en varias ocasiones. Felipe VI, las infantas Elena y Cristina han compartido mesa para hablar del futuro inmediato del emérito. Hay presiones para traerlo a Madrid. Las hijas insisten. Quieren que pase sus últimos años en España. Pero el rey actual no lo ve claro. No es una decisión sencilla.
El último diagnóstico ha sido devastador. Juan Carlos tendrá que usar una silla de ruedas de forma permanente. Su vida ha cambiado radicalmente. Necesita cuidados constantes y está completamente dependiente. Esta nueva realidad le ha afectado anímicamente. Está más aislado que nunca. Apenas come, no quiere ver a nadie y se encierra durante horas. Los médicos temen que sufra una depresión severa.
La cumbre familiar no fue solo para analizar su estado físico. También fue un intento de tomar decisiones. De preparar el terreno para lo que parece inevitable: su regreso a España. Un regreso no triunfal, sino marcado por la fragilidad y el silencio.