Compañeros de Leonor en San Javier denuncian que no llega a la nota mínima

Los retos de la formación militar y la mirada de sus compañeros

La princesa Leonor regresó el pasado domingo a la Escuela del Aire de San Javier, en Murcia, para afrontar su último año de formación militar en el Ejército del Aire. Se trata de una etapa especialmente exigente, donde cada alumno debe demostrar su capacidad en un entorno de alta presión. Para Leonor, este período no está siendo nada sencillo. Según fuentes, si no hubiera sido un requisito indispensable para su futura posición como reina, probablemente habría optado por continuar con estudios universitarios junto a sus compañeros de edad.

El Rey Felipe VI considera esta formación militar como esencial para la preparación de Leonor, no solo en términos de disciplina, sino también para enfrentar los desafíos que conllevará su futuro reinado. En los próximos meses, la princesa completará esta fase y recibirá las tres condecoraciones más importantes, alcanzando así el máximo rango dentro de las Fuerzas Armadas, un honor que hasta ahora solo han obtenido Felipe VI y Juan Carlos I. Su educación ha sido adaptada cuidadosamente a lo largo de los años para permitirle cumplir con los requisitos de los tres ejércitos, adelantando quince años de formación en apenas tres. Actualmente, Leonor se encuentra cursando clases junto a alumnos de cuarto y quinto año, enfrentándose a retos que hasta hace poco eran desconocidos para ella.

Dificultades en el entrenamiento y la percepción de sus compañeros

A pesar de su disciplina y dedicación, Leonor está encontrando dificultades en la parte práctica de la formación. La transición a simuladores de vuelo y al pilotaje del Pilatus C-21 ha resultado más complicada de lo esperado. Fuentes del centro aseguran que la princesa no siempre alcanza la nota mínima exigida, especialmente durante los entrenamientos físicos, donde se cansa más rápido que sus compañeros y no mantiene el mismo ritmo.

Aunque Felipe VI y la reina Letizia han pedido que no se hagan distinciones, los instructores y compañeros no pueden ignorar las diferencias. En los ejercicios teóricos, Leonor se mantiene al día, pero en las prácticas físicas queda claro que no está en plena forma. No obstante, la mayoría de sus compañeros muestran comprensión, conscientes de que su paso por la escuela es más un trámite protocolario que una carrera militar de futuro. Así, aunque Leonor pueda no rendir al máximo nivel, esto no influye en la puntuación de los demás, y al final del curso recibirá la máxima condecoración sin importar las dificultades encontradas durante el año.