Charlene de Mónaco mantiene una relación secreta con un oligarca ruso y Alberto de Mónaco se lo permite

Charlene está tratando de rehacer, como mínimo, su vida privada lejos de Alberto II

La vida de Charlene de Mónaco se convirtió en un absoluto infierno desde el momento en el que le dio el sí quiero a Alberto de Mónaco. La Princesa monegasca llegó al trono y se llenó de dinero y poder. Sin embargo, la realidad es que todo eso llegó a costa de su salud mental, pues, no solo ha sufrido depresión, sino que lleva años enganchada a los fármacos, una situación de la que es incapaz de salir, a pesar de vivir lejos de Alberto.

Tan es así, que, como ya os contamos anteriormente, la sudafricana vive en un castillo ubicado en Francia y sin contacto alguno con su marido Alberto de Mónaco, al que solamente puede ver en aquellas ocasiones donde por protocolo e imagen pública, es absolutamente inevitable que aparezca cerca de él. Sin embargo, en su vida privada, ha comenzado una nueva vida, con el permiso de Alberto.

Nuevo amante y nueva vida con sus hijos

La realidad es que, como hemos podido saber, Charlene habría comenzado una nueva vida de la mano de un hombre que ha supuesto una nueva ilusión para ella. Se trataría de un oligarca ruso que, al igual que Alberto, tiene el dinero por castigo y con el que habría comenzado una nueva vida paralela a su puesto de Princesa de Mónaco. Todo ello con el consentimiento de Alberto II, al que ni le va ni le viene lo que haga su esposa.

La nueva vida de Charlene está ubicada en Francia, en un castillo del que se desconoce el nombre y la ubicación exacta, donde además de compartir cama con el mencionado oligarca ruso, también convive con sus hijos Jacques y Gabrielle, los cuales, lejos de vivir con su padre, son mucho más felices al lado de Charlene, la cual ha asumido completamente su custodia. Pues nunca confió en que Alberto pudiera llegar a ser un padre mínimamente bueno.

Una salud mental, todavía en reconstrucción

Este paso es el primero para que Charlene pueda, de una vez, recuperar su paz mental. Y es que, si bien, no parece que vaya a ser capaz de alejarse del todo de un Alberto de Mónaco del que no se piensa divorciar, una vida privada sin contacto alguno con su marido y junto a su nuevo amante, puede suponer el principio del fin de la pesadilla que Charlene lleva muchos meses viviendo.

Así pues, con el permiso de Alberto de Mónaco, Charlene de Mónaco habría comenzado una nueva vida en Francia junto a un nuevo amante, un oligarca ruso rebosante de dinero y poder.