Charlene de Mónaco fue interceptada cuando trataba de escapar de su boda con Alberto II

La Princesa Charlene todavía se arrepiente de haberse casado

El estado de salud del matrimonio entre Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto se encuentra en estado absolutamente crítico. Los grandes referentes del Principado de Mónaco hace años que no se soportan y son incapaces de convivir en paz y armonía. Generando así, una situación tan desagradable que ha acabado obligando a Charlene a mudarse lejos de la residencia de los Príncipes de Mónaco para comenzar a vivir junto a un nuevo hombre en las afueras de Mónaco, más cerca de Francia que del lugar en el que solía convivir junto a Alberto II.

En este sentido, tal y como se han hartado de asegurar fuentes cercanas al Principado de Mónaco, no hay día en el que la Princesa Charlene no se arrepienta de haber aceptado eso de casarse con el Príncipe Alberto. Y es que no hay dinero ni poder en el mundo que paguen todo el sufrimiento al que ha sido sometida la exdeportista sudafricana, que ha acabado necesitando ayuda psicológica para ser tratada por las adicciones a los fármacos.

De hecho, según se llegó a revelar en su momento, Charlene de Mónaco ya quiso anular la formalización del matrimonio cuando quedaban pocos instantes para que apareciera ante el altar vestida de blanco. Las cámaras ya captaron como su cara era un poema y los que estaban en la boda aseguran que vieron como Charlene rompía a llorar, consciente de que su vida iba a tomar un rumbo incierto y complicado.

Charlene tuvo que ser interceptada

De hecho, tanto se arrepintió Charlene de su decisión de casarse con el Príncipe Alberto, que pocos instantes antes de casarse, trató de escaparse y evitar dar el sí quiero a un hombre por el que sentía y siente absoluta repulsión. Sin embargo, los equipos de seguridad y otros miembros del Principado de Mónaco interceptaron a Charlene para obligarla a casarse y a formalizar un matrimonio que supuso el inicio del fin para la sudafricana.

Así pues, en el día de su boda, Charlene acabó entendiendo que no estaba tomando la mejor de las decisiones para su vida. Lo que la llevó a tratar de escapar de una boda en la que fue obligada a dar el sí quiero al Príncipe Alberto de Mónaco.