Charlene de Mónaco fue contratada para ocultar un secreto de homosexualidad del Príncipe Alberto

La Princesa de Mónaco llegó a cambio de un sueldo millonario

En el año 2011 el Principado de Mónaco celebró uno de los momentos más importantes de su historia. El hijo de Rainiero, el Príncipe Alberto se casaba con Charlene, una mujer sudafricana de la que muchos destacaban un atractivo físico único y una elegancia que estaba a la altura de su figura. Sin embargo, poco sabía Charlene que en el momento en el que daba el sí quiero, también estaba firmando una sentencia que la iba a perseguir durante toda su vida. Algo que la llevó a caer en adicciones y en graves problemas de salud mental.

Tal y como han ido recogiendo fuentes cercanas al Principado de Mónaco, Charlene nunca tuvo un interés sentimental a la hora de estar con su marido. La sudafricana tenía mucho más interés económico que otra cosa para estar con el que ahora es su marido. Y es que, a pesar de que nunca se ha contado oficialmente, se ha llegado a rumorear, que desde el Principado le ofrecieron mucho dinero a cambio de casarse con Alberto II.

Charlene se convirtió en la coartada ideal

Si hay algo que nunca han sido capaces de aceptar en ninguna casa real, es esto de las relaciones entre personas del mismo sexo. Sin instituciones tan casposas que se estresan mucho cuando se habla de homosexualidad. Fue por este motivo que Charlene llegó a Mónaco. Pues, en ese entonces comenzaron a circular rumores que apuntaban a que el Príncipe Alberto, más allá de disfrutar de la compañía de las mujeres en la cama, también tenía especial predilección por los hombres. Algo que llevó al Principado a mover hilos para acabar con esos rumores que tanto incomodaban.

A raíz de este embrollo, fue que acabó llegando Charlene. La sudafricana habría sido contratada con la finalidad de ser una cortina de humo que tapara lo que para los Grimaldi podía ser una vergüenza mayúscula. Pues, no iban a permitir que Alberto II fuera reconocido como un príncipe al que le gustan los hombres.

De este modo, para evitar más problemas, Charlene fue contratada para que se casara con el Príncipe Alberto y así poner fin a los rumores que decían que al príncipe monegasco le gustaban los hombres.