Carolina de Mónaco recomendó el divorcio a Alberto II, tras conocer que era adicta a las drogas
La evolución de Charlene de Mónaco ha sido muy preocupante


El matrimonio entre Charlene y Alberto de Mónaco apuntaba a ser la salvación y una auténtica bendición para las aspiraciones de la sudafricana. En este sentido, después de haber sufrido todo tipo de engaños e infidelidades por parte de su marido, Charlene de Mónaco ha acabado seriamente tocada y afectada. Lo que la ha llevado a sufrir graves problemas de índole mental y psicológica que la acabaron llevando a acabar con una adicción a los fármacos para conciliar el sueño y para evitar los efectos del estrés y de la ansiedad producida por culpa de Alberto II.
Ante esta complicada situación, no han sido pocas las voces críticas con Charlene de Mónaco. En el principado siempre han dudado con que la esposa de Alberto sea la mujer adecuada para ejercer de Princesa de Mónaco. Unas dudas que, según han revelado fuentes cercanas a la Casa Real monegasca, vendrían generadas por Carolina, la hermana mayor del Príncipe Alberto.
La realidad es que Carolina nunca ha sido una gran amiga de Charlene. La esposa del Príncipe Alberto ha desarrollado una importante animadversión hacia Carolina de Mónaco, con la que apenas se ha llegado a hablar en estos últimos tiempos. Una animadversión que ha llevado a Carolina a transmitir a su hermano que lo mejor para el interés de la Casa Real de Mónaco sería la firma de un divorcio. Pues, las adicciones de Charlene la convierten en una figura poco deseable para la imagen del principado.
Charlene no es capaz de salir de su adicción
Como han ido revelando fuentes cercanas a la Casa Real de Mónaco, la evolución de Charlene está lejos de ser positiva. A pesar de los varios tratamientos a los que se ha sometido, el estrés y el insomnio han acabado provocando que Charlene sea incapaz de imponerse a sus adicciones a los fármacos. Una situación que se ha convertido en un motivo de seria preocupación para los miembros de la Casa Real monegasca, donde no ven bien que su Princesa sea adicta a lo que según ellos son drogas.
Así pues, lejos de apoyar a la esposa de su hermano, Carolina de Mónaco ha seguido presionando con que lo mejor para Alberto II y el Principado de Mónaco es que se divorcie de su esposa, a la que considera una drogadicta.