Carlos III envía a terapia psicológica a Kate Middleton y al Príncipe Guillermo
La relación de los Príncipes de Gales está contra las cuerdas
Desde hace meses, los rumores sobre la profunda crisis que atraviesa el matrimonio entre Kate Middleton y el Príncipe Guillermo no han dejado de crecer. Los Príncipes de Gales parecen haber llegado a un punto en el que la convivencia se ha vuelto insostenible y ambos están de acuerdo en mantener las apariencias ante la opinión pública, pero vivir vidas separadas en la intimidad. Esta estrategia, aunque ha funcionado para evitar escándalos, no termina de convencer a Carlos III.
Fuentes cercanas a la Casa Real de Gran Bretaña aseguran que el Rey no tiene fe en que esta relación pueda soportar la intensa presión que implica estar en el centro de la Corona británica. Para Carlos III, una unión firme y cohesionada es indispensable para que Guillermo y Kate puedan gobernar con autoridad y estabilidad. Por eso mismo, el monarca ha decidido tomar cartas en el asunto, interviniendo directamente en la complicada dinámica de su hijo y su nuera.
Carlos III quiere salvar el matrimonio de su hijo
No es ningún secreto que el Rey tiene plena confianza en la capacidad de Kate Middleton para desempeñar un papel fundamental como futura Reina consorte. Desde que fue nombrada Princesa de Gales, ha recibido importantes responsabilidades y el reconocimiento público. Sin embargo, lo que realmente preocupa a Carlos III es la evidente falta de sintonía entre Kate y Guillermo, quienes, según las fuentes, ni siquiera se soportan en privado.
Como solución, el Rey ha ordenado que la pareja asista a terapia matrimonial de manera obligatoria. Se encuentran bajo la supervisión de profesionales especializados que intentan reparar y fortalecer un vínculo que se ha ido deteriorando principalmente por las supuestas infidelidades de Guillermo, que han provocado un daño irreparable en la confianza de Kate.
Así pues, la intervención de Carlos III busca asegurar que la relación no solo sobreviva para la imagen pública, sino que también se reconstruya en lo privado. De lo contrario, la sucesión al trono y la estabilidad de la monarquía podrían quedar seriamente comprometidas. La terapia se presenta, pues, como el último intento por salvar un matrimonio desgastado y con el futuro de Inglaterra en juego.