Un campeón del mundo cambia de aires y elige Italia para volver a golear

Sera el emperador

De la Francia campeona del mundo en 2018 se han escrito muchas cosas. Se han hablado muchas horas de una generación, que para muchos, tiene el futuro más glorioso de la historia del fútbol moderno. ¿Podrá Francia ganar Eurocopa en 2021 y Mundial en 2022? Muchos creen que es más que probable que, al menos, alcance las semifinales de ambos torneos.

A los Pogba, Varane, Mbappè, Fekir, Kanté, Lloris… se les van a unir talentos como Camavinga, Upamecano o Aouar. Francia y sus equipos son unas máquinas de fabricar talento. El Lyon, el Marsella, Rennes… tienen un estilo que muchas federaciones querrían imitar. No es sencillo.

Francia vive mucho de sus colonias en África y, sobre todo en los últimos 20 años, ha sabido exportar ese talento y hacerlo suyo. Hay dos clases muy diferenciadas de jugadores. El norte africano, como era Zidane o Karim Benzema, jugadores de puro talento, y los jugadores de la África más central, como puede ser Mbappè, de origen camerunés o el propio Pogba de origen guineano, jugadores que son pura potencia física y que la escuela francesa les otorga la técnica y táctica necesarias para triunfar.

Si hay un jugador que destacaba, para bien y para mal en 2018 en Francia, era Olivier Giroud. Para muchos era un escándalo que un jugador como él fuera parte de la selección y que, además, fuera titular habitual e indiscutible. Deschamps le dio la titularidad en todos los encuentros menos en el primero contra Australia.

Giroud hizo historia. Fue el primer ganador de un Mundial que siendo delantero no realizaba ni un solo disparo a puerta. Aún así para el técnico francés fue clave desde el primer día.

El espigado delantero francés juega ahora en el Chelsea después de una buena etapa, con altibajos, en el Arsenal. Va a cambiar de aires a pesar de que renovó hace apenas tres semanas. La Lazio le quiere sí o sí y el jugador ve que con la posible llegada de Timo Werner su puesto en el equipo está en entredicho.

Probar suerte en la Serie A, en Roma, a sus 33 años es otro sueño que puede hacerse realidad. El nuevo Emperador prepara su llegada a la capital de Italia. Un jugador especial, capaz de hacer historia sin lanzar a puerta y encima ganar un Mundial siendo titular. Casi nada.