Thibaut Courtois se queja de que el Real Madrid tiene un agujero negro
Thibaut Courtois señala a un compañero
Para Thibaut Courtois está resultando una misión prácticamente imposible mantener su puerta a cero durante esta temporada, y la cantidad de goles que ha recibido el Real Madrid es simplemente preocupante. Para encontrar la última vez que el belga salió de un encuentro sin tener que recoger la pelota del fondo de las mallas hay que remontarse a la semifinal de la Supercopa de España contra el Mallorca, pero es que previamente no lo hacía desde la final de la Copa Intercontinental frente al Pachuca.
Y en La Liga EA Sports, la última vez que el cuadro blanco se marchó sin recibir ningún tanto en contra fue ante el Girona, a principios del mes de diciembre. Entre medias, han recibido muchos goles, como contra el Barça, que les endosó una dolorosa manita, y clubes como el Celta de Vigo, el Sevilla o la Atalanta lograron marcar dos dianas, mientras que el Rayo Vallecano incluso perforó hasta en tres ocasiones las redes defendidas por el ex del Chelsea.
20 goles en contra han encajado los de Carlo Ancelotti en la competición doméstica, una cifra notablemente superior a la de rivales como la Real Sociedad, el Atlético de Madrid o el Athletic Club. Y evidentemente, esto se debe a las bajas que existen en la zaga, ya que cracks como Dani Carvajal y Eder Militao han sufrido graves lesiones de rodilla, que provocarán que se pierdan lo que queda de curso, mientras que David Alaba pudo reaparecer el pasado fin de semana tras 13 meses alejado del campo.
El técnico italiano se ha visto obligado a recurrir al canterano Raúl Asencio y hacer todo tipo de experimentos, como reconvertir a Aurelien Tchouaméni, para compensar las ausencias que hay en la plantilla. Pero para Courtois, el gran problema se encuentra en el lateral derecho, donde Lucas Vázquez está jugando absolutamente todos los minutos, y ha dejado en evidencia que se encuentra lejos de su mejor nivel, y que no puede ser la única alternativa en el Madrid.
Su banda es un agujero negro, y por ahí llegan todas las jugadas de peligro de los rivales. Y en las grandes citas, como en el Clásico o en duelos como el del Liverpool, sufre lo indecible.