Pep Guardiola quiere hundir al Barça ¡y de la manera más dolorosa!

Y esta vez, Leo Messi no está implicado

Pep Guardiola ha hecho algunos méritos para que en el Barça comiencen a plantearse si de verdad es un aficionado más. Primero, robando varios fichajes anhelados, o, directamente, varios jugadores del club, como Thiago Alcántara, Eric García, Adrián Bernabé… y después, con declaraciones poco afortunadas. Como, por ejemplo, las que hizo recientemente, asegurando que jamás volvería, y que es una etapa que da más que por finalizada.

Un ‘fiasco’ para la afición culé, que confiaba en que Joan Laporta consiguiera convencerle para que regresara. En su lugar, decidió renovar su contrato, a largo plazo, con el Manchester City, al que llegó en 2016, y donde dice sentirse muy cómodo, a gusto y feliz. Pero ojo, que eso no es todo, ni mucho menos, ya que el entrenador catalán tiene en mente un plan para dinamitar a todos en el Camp Nou. Y ese es el fichaje de Anssumane Fati.

En el Etihad Stadium tienen constancia de la pelea que hay entre el jugador, su agente, Jorge Mendes, y la directiva. Para empezar, el conjunto azulgrana asegura que tiene contrato hasta 2024, mientras que el ‘22’ afirma que solo es válido hasta 2022. Y piden una burrada en concepto de sueldo, que parece que no están dispuestos a pagarle. Esta falta de entendimiento, sumado al proyecto deportivo, que es nulo, que hay, le llevan a plantearse muchas cosas.

El internacional español quiere seguir en el Camp Nou, pero no bajo estas condiciones, ni en esta situación. Y tampoco descarta marcharse, pues sabe que en cualquier equipo sería bien recibido, y harían lo imposible por tenerle en sus filas. Y eso es lo que quiere aprovechar Guardiola, que no pierde detalle de lo que ocurre, y que estaría preparado para todo. Porque puede aprovechar el más mínimo despiste para hacerse con sus servicios.

Fati está en la agenda del City, y le ven como un tremendo golpe de efecto. En el Barça tienen motivos para estar preocupados, y más vale que se den prisa con ‘Ansu’. Porque su pérdida sí que supondría un terremoto de magnitud gigante.

Sería, incluso, más dolorosa que la de Leo Messi.