James Rodríguez admite su mayor miedo y ¡Zidane está en el ajo!
El colombiano atraviesa una época muy complicada
Aunque el primer tramo de la andadura de James Rodríguez en el Everton fue futbolísticamente extraordinario, conforme va avanzando la temporada el jugador ha ido perdiendo mucho peso en su equipo y, por ende, en la Premier League.
Prueba de ello es que el Everton ha descendido un gran número de puestos en la clasificación y James se ha perfilado como el principal culpable de ello, ya que los de Goodison Park están acusando estrepitosamente su bajón futbolístico en los últimos meses. Un bajón que, por otro lado, no pilla desprevenido a casi nadie ya que ha sido la cualidad más identitaria del cafetero a lo largo de su trayectoria como jugador de primer nivel: una irregularidad desgarradora.
Pero hay un factor que todavía le provoca más dolores de cabeza al talentoso colombiano y son las inoportunas lesiones que viene sufriendo en los momentos más importantes del curso. Durante su etapa en el Real Madrid, en la temporada 2019-2020 James solamente intervino en ocho partidos de LaLiga. Aunque se conoce que no tuvo minutos por decisión del técnico, una lesión al principio de la temporada lo marginó de enfrentarse, incluso, al FC Barcelona. En la Champions League solo tuvo protagonismo en dos oportunidades, pero por la misma molestia no estuvo apto para los partidos contra PSG y Galatasaray de la fase de grupos.
Y tras unos primeros meses en los que logró convertir al Everton en el equipo revelación de la Premier League, sus continuos incordios físicos en las últimas semanas le han privado de retomar esa versión que condujo a los de Liverpool al primer puesto de la clasificación general hace algunos meses. Aunque los de Carlo Ancelotti lograron una importantísima victoria en el último duelo frente un Chelsea colmado de estrellas, James parece haber perdido esa magia que encandiló a los aficionados merengues hace unos años y a los seguidores del Everton no hace tanto tiempo atrás.
Ahora va quedando más en evidencia que el colombiano ha pasado de ser una superestrella mundial a ser, simplemente, un buen jugador de fútbol, lo que pone de manifiesto que Zinedine Zidane acertó con la drástica decisión que conllevó su salida de Chamartín en la última ventana veraniega: golpe de efecto.