El gafe que persigue al que Florentino fichó como el mejor del mundo

Nunca demostró nada y va de mal en peor

Era el verano de 2004 y el Real Madrid tenía problemas en defensa. Algo, que, hasta la llegada de Sergio Ramos con Pepe, luego Varane, persiguió al Madrid durante años. Ese mismo verano el Madrid firmó al Muro Samuel. Un argentino que venía avalado por sus buenos años en Roma y todos veían como el futuro mariscal de la zaga. A su lado estaría un joven inglés que pocos conocían, Jonathan Woodgate.

El jugador llegó desde el Newcastle previo pago de 20 millones de euros. No era poco dinero para aquellos tiempos. El inglés venía con buenos números en Inglaterra y sin ningún tipo de problema físico. Todo cambio cuando pisó Madrid.

De repente Woodgate, que soñaba con todo, comenzó a lesionarse. Lo que fue un problema muscular en pretemporada se complicó más de la cuenta. El Madrid estaba en problemas, Camacho dejó el equipo el 18 de septiembre tras perder contra el Espanyol y los fichajes no cuajaban. Woodgate seguía sin debutar.

De hecho, se pasó el primer año en blanco. En su segunda temporada el jugador jugó 10 partidos y es recordado por hacerse un autogol contra el Athletic en su debut en el Bernabéu. Ese verano, el de 2006, el inglés dejaba el Madrid para volver a Inglaterra. Quería recuperar sensaciones.

Llegó a firmar por el Tottenham, pero su rendimiento nunca fue igual que antes de su fichaje por el Madrid. Florentino le gafó y el gafe, visto lo visto, continúa a día de hoy. Comenzó su carrera como entrenador hace un año y no le ha ido bien.

Ayer mismo fue cesado como entrenador del Middlesbrough. El ex equipo de otro ex central madridista como es Aitor Karanka, se acerca peligrosamente a la Segunda División B en Inglaterra. Tras perder por tres goles a cero contra el Swansea el ahora entrenador inglés fue cesado.

Ha durado un año como entrenador del equipo que le vio retirarse como futbolista. Un balance de 9 victorias, 16 empates y 16 derrotas que ha sido insuficiente para que mantuviera el puesto.

Florentino le fichó y le hizo el jugador más feliz del mundo. Sin embargo, aquello pareció ser una maldición para Woodgate. Su peor error fue decir que sí al Real Madrid.