Casi 300 kilos, cracks robados a Zidane y Koeman, y fracaso de Lampard
No pueden ir a peor las cosas en Londres
La temporada no ha podido comenzar de peor forma para el renovado Chelsea de Frank Lampard. Tras invertir casi 300 millones de euros en este mercado de fichajes, el equipo no acaba de carburar y ya se ha llevado la primera gran decepción de la temporada. En tan solo tres jornadas de Premier League y un partido de Copa, el entrenador británico ya ha dejado de manifiesto que quizá no esté aú+n preparado para manejar un vestuario con tantas estrellas.
De los posibles nueve puntos que ha podido sumar el Chelsea en este arranque de la competición doméstica, el equipo sólo ha sumado cuatro de ellos, y gracias, ya que en el último encuentro Tammy Abraham logró el empaté para los londinenses en el tiempo de descuento.
Más allá de los puntos, lo que realmente le preocupa tanto a Román Abramóvich como a los aficionados blues son las sensaciones tan desesperanzadoras que han manifestado el equipo. Tras haber reforzado todas las líneas del campo con la inversión de una gran cantidad de millones en cada una de ellas, el máximo mandatario del club preveía que ese cambio significaría una evolución muy significativa del equipo. Pese a haberse hecho con los servicios de varios de los jugadores más cotizados del mercado, incluso por equipos tan punteros como Real Madrid y Barcelona, la plantilla tendrá que olvidar este primer mes y empezar a tomarse las cosas más enserio a partir de ahora.
No obstante, aunque llevamos menos de un mes de competición, el Chelsea parece un equipo pequeño, sin recursos, sin jugadores de primera talla mundial y sin la ambición que todos los aspirantes a títulos deben poseer. La primera gran decepción de la temporada, sin embargo, ha llegado en los octavos de final de la Carabao Cup, una de las competiciones más longevas del fútbol inglés. El Chelsea cayó derrotado en los penaltis ante el Tottenham Hotspur, un equipo plagado de suplentes a los que los pupilos de Lampard no fueron capaces de derrotar en el tiempo reglamentario.
Pese a que el técnico británico aún dispone de un rédito alto, si los resultados de tal inversión no empiezan a prosperar pronto, verá peligrar su puesto en el banquillo de Stamford Bridge. Ahora, con una competición menos en la que participar, el equipo puede centrar todos sus esfuerzos en la liga regular y en la competición europea que dará comienzo en unos meses.