Mauricio Pochettino se convierte en el verdugo de un ex del Barça
Le está haciendo la vida imposible
Rafinha Alcántara abandonó el Barça este verano, después de muchos años en el club. Eso si, entre medias, estuvo a préstamo por Inter de Milán y Real Club Celta de Vigo, en dos etapas diferentes. La última, la pasada temporada, en la que comenzó con buen pie, pero se fue deshinchando bastante. Y, contra todo pronóstico, su destino se encontró en el Paris Saint-Germain, el vigente subcampeón de la Champions League, que le tendió la mano.
Se interesaron por sus servicios, y se lo llevaron el último día de mercado, aprovechando que le dejaron ir gratis. La idea era dotar de fondo de armario a la plantilla, y el hijo de Mazinho, campeón del Mundial de Estados Unidos en 1994, firmó con los ojos cerrados. Porque apenas recibió ofertas, y las que tuvo, no eran ni de lejos tan atractivas como la que le pusieron los franceses, ni desde el punto de vista económico, ni deportivo.
Al hermano menor de Thiago, que este verano también cambió de aires, dejando el Bayern de Múnich y firmando por el Liverpool de Jürgen Klopp, le comenzaron yendo realmente bien las cosas. Porque con Thomas Tuchel estaba teniendo bastante continuidad y oportunidades, y estaba rindiendo a un buen nivel, adaptándose muy rápidamente a la Ligue 1. Pero, sin duda, ha sido uno de los grandes perjudicados por la destitución del germano, ahora en el Chelsea.
Y es que, desde entonces, tan solo ha jugado 20 minutos en el mes y medio que aproximadamente lleva Mauricio Pochettino en el Parque de los Príncipes. Su rol ahora mismo es completamente residual, y, a decir verdad, tiene complicado que las cosas cambien de aquí en adelante. Es más, incluso le colocan en la lista de candidatos a hacer las maletas, ya que este verano tienen previsto grandes fichajes. Y el propio hispano-brasileño no quiere seguir si no es siendo importante.
Rafinha, pues, ni aparecerá en las alineaciones del PSG, cuando en una semana tendrá la oportunidad de regresar al Camp Nou, para verse las caras con sus antiguos compañeros. Quizás se equivocó a la hora de elegir equipo.
Ahora ya es tarde.