Apuntaba tan alto como Mbappé: el talento que no explotó su potencial

Hubo una joya francesa que ilusionó a todos

Kylian Mbappé solo hay uno, desde luego, pero, en su momento, hubo otro talento galo que llamó la atención por su precocidad. E hizo que un país entero se ilusionara tremendamente, ya que veían en él a una nueva estrella mundial, capaz de marcar las diferencias. Y jugaba en las filas del Paris Saint-Germain, donde ahora mismo está ‘Donatello’, si bien parece que se marchará muy pronto, al no querer renovar su contrato, que expira en 2022.

Pero el protagonista de hoy no es el canterano del AS Mónaco, si no Hervin Ongenda, un nombre que será, a buen seguro, desconocido para la gran mayoría del público. Aunque seguro que los aficionados del actual subcampeón de la Ligue 1 le recuerdan, ya que tuvo una fuerte irrupción en su día. Nacido en 1995, pasó por todas las categorías inferiores del club, rompiendo varios records de precocidad, mientras quemaba etapas a velocidad de crucero.

También era un fijo en las convocatorias de la selección francesa en categorías inferiores, siendo internacional sub 16, sub 17, sub 18, sub 19 y sub 21, con la que debutó teniendo apenas 18 primaveras. Parecía cuestión de tiempo que diera el salto a la absoluta, y se consolidara en el Parque de los Príncipes… pero nada. Y es que nunca acabaron de darle la alternativa, y no sintió la confianza de los entrenadores que pasaron. Prefirieron traer fichajes galácticos.

De modo que se decidió a irse cedido, en busca de oportunidades en el Bastia, donde tampoco las tuvo. Ni tampoco en el PEC Zwolle, de la Eredivise, ya traspasado, por lo que dio un paso atrás, y se fue al Real Murcia, que le dio la posibilidad de conocer España. Pero ni siquiera en Segunda División B brilló, así que se fue a Rumania, concretamente, al Botosani, en el que sigue jugando, a pesar de tener un breve paso por el Chievo Verona.

Lejos ha quedado el sueño de Ongenda de triunfar en el PSG, o de disputar una Eurocopa y la Champions League. Otro caso de promesa que se queda por el camino, y que sucumbe ante la presión.

Ya nunca volverá.