Thomas Tuchel y Hansi Flick se quedan helados con Laporta y Deco ¿Es posible este viraje por Xavi?

Los dos favoritos al banquillo culé pueden perder la oportunidad

El FC Barcelona, más tras las palabras de Xavi Hernández después de la eliminación de los culés ante el Paris Saint-Germain en la vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones, sigue buscando una solución de cara al futuro inmediato ante la salida de su actual técnico, y esta pasaba, entre otros nombres, por Thomas Tuchel, actual míster del Bayern de Múnich, y Hansi Flick, ex de la entidad bávara, pero hay un problema.

La economía permite poco margen 

El problema principal del Barça sobre la configuración de la plantilla 24/25 deriva de la temporada en blanco en títulos que se avecina y que en los últimos tiempos no ha sido la única, lo que exige respuesta, pero la economía es la que es y el Barça no puede realizar excesos; al final, como ven, es una dificultad que se retroalimenta y que el PSG ha forzado que esta se agrave, primero por lo deportivo, pero también porque ha privado al Barça de 50M venidos del Mundial de la FIFA.

Así las cosas, esa es la situación, el Barça no dispone de la suficiente garantía económica para afrontar el despido de Xavi y la contratación de uno de los dos entrenadores alemanes y eso hace que el club ya esté sopesando seriamente otras opciones, de las cuales Rafa Márquez, entrenador del filial, es una de las que toma forma y cuerpo según ESPN, aunque no guste a muchos aficionados del FC Barcelona.

Hay otras vías, como la de Míchel (Girona); De Zerbi, demasiado cara; Ernesto Valverde, muy improbable, o tratar de hacerse con un técnico con un estatus menos elevado, pero las opciones generan dudas y apuran una opinión que comparten Joan Laporta y Deco: para llevar al Camp Nou a un entrenador sin poso, mejor es tirar con el técnico del filial. Además de todo ello, si el preparador entrante sabe que esas dificultades financieras condicionan totalmente el mercado, hay muchos que dudan: sin inversión hay riesgo, que se acentúa por la necesidad de resultados tras una temporada sin títulos. 

Sí, el banquillo culé es una patata caliente que pocos quieren: se paga en menor medida que otros banquillos y tiene más presión que la mayoría.