Simeone y Zidane se olvidan de una estrella de La Liga Santander
Su rendimiento ha caído en picado
El rendimiento de Nabil Fekir tiene a todos en el Real Betis Balompié bastante preocupados. Porque esta temporada no ha comenzado nada bien, y no se parece en nada a la versión que pudimos verle en la pasada campaña, a pesar de que el nivel del equipo no acompañó. En especial, antes de la cuarentena, ya que el confinamiento le cortó en seco, justo cuando estaba en su mejor momento, y venía de cuajar grandes actuaciones.
Regates, goles, asistencias, disparos, pases, creatividad, visión de juego… todo lo hacía bien y con sentido. Y quedaba demostrado que los apenas 20 millones de euros que costó su fichaje eran una ganga. Y también, que el equipo hispalense se le queda bastante pequeño, ya que tenía ofertas de clubes mucho más poderosos, y que le podían prometer más títulos y un sueldo más elevado, además de disputar competiciones europeas.
Incluso el Atlético de Madrid y el Real Madrid estaban tras sus pasos, y eran colocados como pretendientes serios. Ambos sufrieron de cerca al internacional francés, y veían en él un fichaje de lujo, y no por un precio demasiado elevado. Porque en el Benito Villamarín se conformarían con una oferta que rondara los 60 ‘kilos’ para abrirle las puertas. El problema es que a Diego Pablo Simeone y Zinedine Zidane, sus grandes valedores, le han crecido las dudas.
Porque el campeón del Mundial de Rusia en 2018 está lejos de su versión óptima, y solo ha podido contribuir con un tanto y un pase de gol en ocho partidos. Muchos se preguntan que le pasa, y hay quien ya pide que sea suplente. Este fin de semana, contra el Barça, en el Camp Nou, tendrá una oportunidad perfecta para reivindicarse, y demostrar que puede ser la referencia del conjunto que dirige Manuel Pellegrini. Ese debe de ser su rol.
No le perderán de vista, eso seguro. Fekir parece haber perdido la motivación, y, jugando así, parece complicado pensar que pueda estar en la próxima Eurocopa. Por suerte, aún está a tiempo de ponerse las pilas.
Absolutamente nadie duda de lo que es capaz y de lo que sabe hacer.