Simeone y Luis Suárez, hundidos: el Chelsea vuelve a destrozarles

Ya calientan la eliminatoria de octavos

El Chelsea ha sido el gran enemigo del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone en los últimos años. Para entender la rivalidad que les une, hay que remontarse al año 2014, cuando los rojiblancos eliminaron en semifinales de la Champions League a los ‘blues’. Después, ya es de sobra conocido lo que ocurrió, con el Real Madrid levantando ‘la Décima’ en Lisboa, tras un cabezazo soberbio de Sergio Ramos para empatar el encuentro en el tiempo de descuento.

Ese verano, Roman Abramovich se tomó la justicia por su cuenta, y se llevó a varias estrellas del conjunto colchonero. Thibaut Courtois, que regresó tras su cesión, Filipe Luis y Diego Costa firmaron allí, y sin olvidar a un Tiago Mendes que no pudo conseguir la licencia de trabajo, por lo que tuvo que quedarse. Ahora, de nuevo volverán a verse las caras en la máxima competición continental, esta vez, en octavos de final. Y aprovecharán para acercarse a Jan Oblak, al que ya han tanteado.

En Stamford Bridge no están nada contentos con Kepa Arrizabalaga, que no cuenta para Frank Lampard, como ha demostrado, y que tiene el honor de ser el arquero más caro de todos los tiempos. Una inversión que no ha dado sus frutos, pues no se ha adaptado a la Premier League, y ha sido duramente criticado. Este verano, a parte, ficharon a Edouard Mendy desde el Stade Rennais, al que se ve como un parche, y no como una solución definitiva.

El senegalés ha rendido bien, y ha hecho varias paradas de mérito, pero también ha cometido errores de bulto. El Chelsea quiere acabar con los problemas de una vez por todas, y es por eso que tiene al ex del Benfica entre ceja y ceja, y por el que puede pagar su cláusula de rescisión, valorada en unos 100 millones de euros. Un precio que creen que está justificado, pues da muchos puntos por sí solo, y que le haría ser el nuevo portero más caro.

En el Wanda Metropolitano, ‘el Cholo’ tiembla junto al resto de la afición. No les gustaría perder a Oblak nunca.