Simeone desvela una crisis masiva para Ancelotti, que revienta el caso Mbappé: Florentino, culpable
De nuevo el Real Madrid se queda corto y su pobrísima imagen en el Metropolitano deja muchos señalados y pocas soluciones; el drama se atisba
La victoria cómoda del Atlético de Madrid no exigió, como la goleada en el Etihad Stadium de la pasada Champions, un virtuosismo excelso de los rojiblancos, aunque tuvo el mismo guion. Los locales pudieron golear con sencillez a los blancos, bastó que el plan de Carlo Ancelotti, si es que lo tiene, volviera a descolocar a su misma plantilla y que está estuviera a un nivel muy pobre. Si el técnico tiene guion, lo disimula muy bien; el desastre táctico en el coliseo atlético fue descomunal. El Madrid huele a drama de complicada solución. Y lo es porque mientras una derrota puede ocurrir, lo que no sucederá es, de nuevo, que los blancos tengan un goleador de primer orden y que la plantilla y el uso que se haga de ello tenga sentido.
Con su planteamiento, Ancelotti se retrató y de paso expuso todos los pecados de su presidente, que son varios y cojean de la misma y cansina pata: Kylian Mbappé. No basta que el francés se haya reído no una ni dos, sino hasta tres veces (de forma oficiosa han sido más) del Madrid, porque el presidente, que perdió a Erling Haaland por obcecarse con el 7 del PSG, que por otro lado nunca ha manifestado querer jugar en el Madrid, ha dejado ir oportunidades únicas por el galo, como la que le pidió este verano su entrenador, Harry Kane. Y aquellos polvos, estos lodos; el resultado es deplorable. Florentino ha dejado una plantilla descabezada de un referente, carencia de la que no adolecen el resto de adversarios blancos: Barça, City, Bayern o PSG sí tienen no uno, sino varios planes de contingencia… El Metropolitano no hizo sino desvelar esas debilidades que Bellingham había aplacado.
Desastre de principio a fin
Como decimos, el Atleti solo necesitó orden para destruir al Madrid. Nada más. David Alaba falló, sí, pero los de Concha Espina no reaccionaron porque Rodrygo Goes ha dejado claro que es un buen jugador, no un crack mundial y desde luego no un goleador de referencia. Pero hay más: serio problema tiene el míster en insistir con una pareja, Kroos y Modric, que ya lapidó al Madrid en Mánchester, que ya no funciona ni está para funcionar. Y de nuevo señaló el entrenador a Camavinga, con el que cansa porque, simplemente, no se merece el trato dispensado. Por terminar con el míster, que fue una calamidad, a la hora de la verdad renunció a todo por lo que había apostado en pretemporada y en el diseño y evolución del bloque y su juventud: su medio del campo ultrafísico, ultrajoven, tajado para alinear un once pasado de rosca que destila en sus cambios un desorden injustificado y un caos sin sentido. El Madrid no juega a nada y encima defiende mal. Y, para más inri, sin Vinicius (que tampoco es un killer) no tiene hoja de ruta, es vulgar.
Malas perspectivas
De modo que, recapitulando, el fútbol propuesto por los merengues es plano; no tiene referente de ataque y el que tiene no lo usa (Joselu fue suplente); posee un serio problema en las bandas con sus carrileros, carece de su mejor defensa, Militao; y su mejor guarda, Courtois; no tiene gol, y lo que es peor, ya no puede solucionarlo en el mercado, por obcecación, esta sí, de Florentino Pérez, que ya se la ha pegado otras tantas veces por decidir en aquello que no le compete. Y de paso, el Madrid no solo pierde tres puntos y despierta a un equipo, el Atlético, que estaba en la UVI, sino que se hunde en una crisis masiva de planificación y método: Modric ha quedado señalado, como Fran García y Lucas Vázquez, y de nuevo Camavinga. Y Tchouameni, y Kroos. Y también Alaba, claro. Ancelotti funciona si lo hace Vinicius, no hay otra alternativa (miren los ajustadísimos y sufridos resultados) y Florentino, que podía haber solucionado esa dependencia, se ha vuelto a quedar con el molde de Mbappé dejando un equipo hueco. Y estamos en septiembre…