Se arrepiente de no ir con Messi: un jugador del Madrid saca la basura
En el pasado, pudo fichar por el Barça
Luka Jovic era uno de los jugadores más cotizados del planeta en su momento. Porque hizo una temporada magnífica en las filas del Eintracht de Frankfurt, consolidándose como uno de los mejores goleadores de Europa. Sus grandes actuaciones, y su tremendo potencial, hizo que clubes del tamaño de Bayern de Múnich, Borussia Dortmund, Chelsea o Paris Saint-Germain se interesaran por él. Pero Barça y Real Madrid fueron sus grandes pretendientes.
Al final, fue el cuadro blanco el que se llevó el gato al agua, previo pago de 60 millones de euros. El ex de Benfica o Estrella Roja veía allí muchas más posibilidades de ser titular, y sabía que contaba con la completa confianza de Zinedine Zidane, que fue el que pidió su contratación. Le prometían ser el escudero de Karim Benzema, mientras que en el combinado azulgrana, tenía muy difícil jugar con regularidad, debido a la presencia de Luis Suárez.
Quien le iba a decir al internacional serbio que, al final, las cosas serían muy distintas. Para empezar, porque rindió a un nivel muy discreto, y apenas marcó dos tantos en el año y medio que estuvo en el Santiago Bernabéu. Perdió la confianza del entrenador galo, y hasta Mariano Díaz le acabó pasando por delante. Además, no tuvo suerte, pues se encontró con la mejor versión del ‘9’. Por eso, en enero tuvo que acabar regresando, como cedido, a la Bundesliga.
En el Camp Nou, por otro lado, podría haber jugado mucho más. Allí, las lesiones que tuvo el charrúa le hicieron perderse gran parte de la pasada temporada, y en febrero tuvieron que fichar, de manera urgente, a Martin Braithwaite. No solo eso, si no que acabaron regalando al uruguayo al Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, quedándose sin referencia ofensiva. Jovic no hay día en el que no piense que hubiera pasado si hubiese elegido mejor.
A lo mejor tampoco habría conseguido asentarse en La Liga Santander, lo que es seguro, es que más oportunidades habría tenido, seguro. El tren del Barça ya zarpó, y ahora no puede hacer otra cosa que maldecirse.
Siempre se quedará con la duda.