Ronald Koeman ahora lo necesitaría: el fichaje que el Barça rechazó

No tuvieron un buen ojo en su día

Marquinhos es, sin ningún tipo de dudas ni de discusión, uno de los mejores centrales que hay en todo el planeta. Hace ya mucho tiempo que lo viene demostrando, y no es de extrañar que haya sonado para los mejores clubes del continente. Entre ellos, el Real Madrid, que le contempla como un buen relevo para Sergio Ramos, o el Barça, al que ya ha sido vinculado en varias ocasiones. Pero, de momento, tiene contrato en vigor con el Paris Saint-Germain, donde es el capitán.

Ha heredado el brazalete que dejó libre Thiago Silva, y no le ha venido grande, pues ha dado un paso adelante. Ya ha dejado de jugar en el pivote defensivo, donde también ofreció un muy buen nivel, para volver al eje de la zaga, su puesto ideal. Y Mauricio Pochettino le ha confiado la responsabilidad de ser el jefe de la retaguardia, como también lo es en la selección brasileña. Además, solamente tiene 26 años, aunque ya tiene una enorme experiencia.

El motivo no es otro que su temprana irrupción, pues se dio a conocer cuando solamente era un adolescente. Lo hizo en las filas de la AS Roma, donde vivió su primera experiencia en Europa, y donde solamente duró un año, antes de mudarse a la Ligue 1. Allí sigue todavía a día de hoy, pese a que en su día estuvo realmente cerca de hacerlo en el Camp Nou. Así, al menos, lo ha explicado André Cury, empleado del club azulgrana en el país sudamericano.

“El Barça era indudablemente el mejor equipo del planeta. Con mucha diferencia. Por eso cuando hablabas de algún jugador las puertas estaban cerradas. Sin embargo, surgieron opciones que Andoni Zubizarreta dejó pasar, como la de Marquinhos, que valía 3 millones de euros cuando estaba en el Corinthians antes de irse a la Roma” dijo. Una decisión que ya es considerada como un error histórico, y que todavía le pesa en sus espaldas.

Ronald Koeman estaría encantado de tener a un jugador como Marquinhos en la plantilla, pero no supieron valorar su potencial. Y eso que, para más inri, habría llegado a un precio de risa.

Así son las cosas.