Lo que le faltaba al Real Betis, discusión entre Isco Alarcón y Pellegrini, son incompatibles

La gran estrella del Betis y Pellegrini charlaron y no llegaron a un acuerdo sobre el dibujo

Con tantas lesiones y tantos contratiempos, en plena crisis de resultados, al Real Betis le ha estallado un polvorín entre Isco Alarcón y Pellegrini. Se dice de puertas adentro que comenzó como una charla y terminó con una incompatibilidad alarmante referente al esquema verdiblanco. Y ahí se ha quedado el lío justo antes de recibir al temible FC Barcelona.

Este es un problema aplazado y aplazable, toda vez que Isco, pese a ser una de las estrellas del Betis, no estará disponible para el ingeniero en próximas fechas, sin embargo no ha conseguido convencer al crack su entrenador, que ve que puede tener un problema entre sus dos mejores jugadores; no ahora, ante el Barça, ni antes de enero, pero tarde o temprano tendrá que afrontarlo.

La razón del desencuentro

Esta conversación táctica entre el de Arroyo de la Miel y el chileno ha versado sobre lo que le pide y le va a exigir el míster al ex del Real Madrid una vez se recupere y regrese al grupo, y ahí han venido los problemas porque Isco esperaba otra cosa.

No tiene claro aún Pellegrini qué hacer con Isco en su clásico 4-2-3-1, donde habitualmente el de Benalmádena ha sido el elemento creativo, el 10, la punta de magia del equipo, el enganche entre la zona de creación y el ataque. Es decir, un jugador liberado para destapar las esencias en los metros finales. El problema es que ese puesto en la temporada 24/25 ya lo ocupa otro jugador, que es el mejor, de lejos, de este Betis visto hasta la fecha: Giovani Lo Celso.

Retrasar a uno de los dos o quitar un punta

Pellegrini no tiene dudas acerca de que cuando Isco Alarcón esté disponible piensa alienarlo junto al argentino, sin embrago el problema reside en que se propone que ambos ayuden más en la construcción y el trabajo defensivo, incluso, que sea Isco el constructor, algo que desagrada al malagueño.

Otra solución pasa por dejar caer a uno en banda, pero ambos desaconsejan al míster tal cosa porque serían menos eficaces. Y Pellegrini tiene claro que no va a renunciar a tener un referente arriba, de modo que hacer encajar, y que estén contentos, a sus dos dieces es ya un polvorín para Pellegrini, aunque bendito polvorín.