Laporta también recibe el ofrecimiento de la revelación de la Premier

Previamente, había sonado para el Real Madrid

Jesse Lingard era objeto de burlas y de críticas, y todos le colocaban como uno de los jugadores más sobrevalorados del planeta. Lo cierto es que sus actuaciones en el Manchester United daban motivos de sobra para pensar eso, y no extrañaba lo más mínimo que tuviera tantos ‘haters’. Por eso, en el mes de enero decidió hacer las maletas, y marcharse a otro equipo donde pudiera tener más minutos y confianza. Y eligió al West Ham United.

Allí, David Moyes le hizo saber desde el primer día que sería pieza clave, y rompió con todos los pronósticos. Porque no solo se consolidó como titular indiscutible, si no que se erigió en la estrella del equipo, y por sus pies pasaba toda la magia y el peligro que creaban. Nueve tantos y cinco asistencias en apenas 16 encuentros es su balance, lo que le ha hecho ser incluido en la pre lista de Gareth Southgate para disputar la Eurocopa con la selección inglesa.

Y tiene muchos números de acabar entrando, pues ha resultado fundamental para que los ‘hammers’ acaben en un meritorio sexto puesto en la Premier League. En Old Trafford sigue sin tener hueco, pues Bruno Fernandes está por delante claramente, y ya se plantean su venta, tasada en unos 30 millones de euros. Hace unas semanas, se decía que Florentino Pérez no le quitaba el ojo de encima, y pensaba seriamente en llevárselo al Real Madrid.

Pero ahora, es el Barça el que ha aparecido como candidato para acoger en sus filas al ex de Leicester City, Birmingham City, Derby County y Brighton & Hove Albion. Joan Laporta ha recibido la llamada del agente de Lingard, y, como mínimo, se ha sentado a estudiar la propuesta. Eso si, siendo honestos, parece realmente complicado, por no decir imposible, que vayan a presentar una oferta por él. Porque en su puesto hay jugadores de sobra.

Y, si algo ha demostrado el canterano ‘red devil’ en este tiempo, es que no es nada regular ni constante. Eso si, peores cosas se han visto.

Lo de Martin Braithwaite es un ejemplo claro de ello.