La verdad más dura de Antoine Griezmann sale a la luz en el Barça

Es algo que intentaba tener en secreto

Antoine Griezmann busca refugio en caso de salir del Barça, algo que, a decir verdad, es altamente probable. Joan Laporta le ha comunicado que no juega un papel importante en sus planes, y que es uno de los más firmes candidatos a marcharse para dejar una cantidad de dinero significativa en las arcas. Su rendimiento ha sido demasiado irregular, y, normalmente, ha dejado más sombras que luces con sus actuaciones. Lógico, pues, que está en la rampa de salida.

Una idea que el propio futbolista no ve con tan malos ojos. Siempre ha manifestado que su sueño era vestir de azulgrana, pero la realidad es que las cosas no han ido como se esperaba desde el minuto uno. El ecosistema y el esquema no eran los propicios para que pudiera brillar, como ha pasado, y tampoco ha conseguido su objetivo: ganar títulos. De hecho, todavía no ha podido estrenar su palmarés desde que aterrizó en un equipo que venía dominando La Liga Santander con puño de hierro.

Como si de una maldición se tratara, han perdido todos los encuentros decisivos. Por el contrario, al Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone le va todo mucho mejor ahora que ‘el Principito’ ya no está ahí. Y les ocurrió exactamente lo mismo cuando firmaron al canterano de la Real Sociedad: dejaron de ganar, y estuvieron durante mucho tiempo en una larga sequía, que solo se rompió con la Europa League y la Supercopa de Europa de 2018.

El internacional galo, pues, medita dejar el Camp Nou, pero se ha encontrado con un problema con el que no contaba, ni él, ni casi nadie. Y ese es la falta de ofertas, pues, al parecer, no hay ninguna escuadra interesada en reclutar al campeón del Mundial de Rusia. Primero, porque ya se acerca peligrosamente a la treintena, segundo, porque hay dudas acerca de si volverá a exhibir ese nivel que le hizo ser de los mejores del planeta. Y tercero, por su sueldo.

Pocos pueden permitirse pagarle los más de 20 ‘kilos’ netos que percibe anualmente. Una muestra de la decadencia de Griezmann, que no parece tener fin.

Y lo que le queda aún…