La debacle del Madrid en tres nombres: Carvajal, Casemiro y Ancelotti
El partido del Madrid, muy similar a otros tantos esta temporada, salió cruz
Vale que David Alaba, por más que su nombre apenas salga en los debates, esté cuajando un 2022 bastante discreto (los dos primeros goles son culpa directa suya); que un Nacho Fernández vestido de carrilero, al no ser un lateral ni mucho menos izquierdo, se le ven las costuras, y que Rodrygo Goes no ha estado en toda la temporada, pero los errores del Real Madrid en el Clásico, que son manifiestos y siempre evidentes ante rivales de altura, como este Barça de Xavi, son tan recurrentes y algunos nombres tan palpables que no podemos señalar a la terna de futbolistas tan abiertamente como sí a Carlo Ancelotti, que en su obstinación ahonda en su incapacidad quizá para ver sus defectos, siendo Carvajal y Casemiro dos de sus recursos peor reutilizados.
Ni el pivote defensivo está sobresaliendo, siendo especialmente sangrante el hecho de que un centrocampista del Madrid no aporte recursos creativos en la construcción, ni por supuesto el lateral, al que el Madrid lleva esperando toda esta temporada y la anterior, donde estuvo inédito. En la actualidad, Carvajal no se prodiga en ataque, carece de la potencia que acostumbraba y sus habituales pérdidas de balón ahora se incrementan. Dubitativo, lento y sin profundidad, el madrileño es un instrumento roto en estos momentos al que Carletto nunca sustituye; y no será por la meritocracia, ya que Lucas, sin ser lateral, se lo ha ganado más (el puesto) esta temporada y por supuesto la anterior.
Lo de apuntar a Casemiro, más que profundizar en sus carencias en la distribución y en la circulación, también en la visión de juego e incluso en la movilidad, que las tiene y son notorias, solo va con él pero de forma indirecta; es el míster quien vicia al sistema a través del brasileño; un entrenador transalpino que ayer ‘se coronó’ ante el Barça con 45 minutos tirados a la basura. De nuevo. Después, llegó el descontrol absoluto, inexplicable e indefendible de cambios y destrucción del sistema, si es que había uno. De primera mano, ayer sí innovo, pero mal: sacó a Kroos y Modric de la zona de organización para desgastarlos en una presión que el pivote paulista nunca acompañaba, por lo que todo el frente de ataque blanco (ayer negro), entre ellos el alemán y el croata, corría tras sombras, sudando sin premio y sin objeto. Y de nuevo Carletto no quiso reaccionar, ni frente a un ‘baño’ evidente del rival ni con un pragmático 0-2 que remarcaba el electrónico del coliseo blanco como instante crítico. Con el 0-4 incluso fue a más con Casemiro, al que dejó de central quitándole a Nacho la posibilidad de brillar en la única posición que es suya, después de ocupar otra más, la de Carvajal.
Ganó el mejor, no el Madrid
Dígase una cosa del Madrid: aunque remontó ante el PSG, el Bernabéu, que se dejó llevar por esos ecos, salió ayer del sueño, que rara vez se repite, y despertó frente a la cruda realidad: el equipo no gobierna los partidos casi ante ningún adversario, y sin pegada, se diluye. El cuadro parisino aplastó al Madrid en París, esa es la verdad. También lo hizo durante 60 minutos en Madrid, como el Barça ayer, ambos proponiendo un fútbol que Carlo Ancelotti, con jugadores para ello, le niega al Madrid, y claro, no todos los días hay milagro, ayer salió lo que tenía que pasar: ganó el mejor. Como tiene que ser. Pero la pregunta en clave blanca no es esa, sino otra, desde la autocrítica: ¿podemos decir que el Madrid haya sido futbolísticamente mejor ante PSG, Barça (también en la Supercopa) o incluso Sevilla, Athletic e Inter de Milan? No, solo que tenía a Benzema y a Vinícius a otro nivel. Ayer ambas cosas faltaban y no hay plan B.
No nos vamos a meter en las razones, para nosotros inexplicables, del desprecio mantenido del italiano a jugadores como Isco, Bale, Jovic, Hazard, Ceballos y Camavinga, pero por lo menos sí revindicamos que este último se ha ganado un puesto en el once, como Lucas: no nos negarán que con ellos el Madrid siempre tuvo más coraje, empuje… y fútbol.