Koeman y Zidane están avisados: este objetivo no tiene el nivel
En los últimos meses se ha venido abajo
La situación de Adama Traoré es sorprendente y desconcertante. Porque acumula una serie de suplencias en el Wolverhampton Wanderers, donde es una de las grandes estrellas y estaba llamado a ser indiscutible. Pero ya van cuatro jornadas en la Premier League, en las que ha tenido que ver al resto de sus compañeros desde el banquillo. Y no han anunciado ningún tipo de molestia, ni de problema físico, que le impida ser de la partida.
Simplemente, es una decisión técnica de Nuno Espirito Santo, su entrenador, que ha preferido apostar por Daniel Podence y Pedro Neto para acompañar a Raúl Jiménez. Al parecer, no estaría demasiado impresionado con el rendimiento del internacional español en los últimos encuentros, ni tampoco en los entrenamientos. Y parece, en parte, lógico, ya que esta temporada todavía no ha sido capaz de anotar ni un solo gol, ni de dar una asistencia.
Pero su imagen contrasta mucho con la que tenía hace un mes. En ese entonces, deslumbró en su debut con ‘la Roja’, y tuvo muy buenos minutos, siendo una revelación, por su velocidad, su fuerza y su potencia. Ahora, a decir verdad, cuesta creer que hasta vaya a colarse en la lista de convocados de Luis Enrique, para disputar el próximo parón de selecciones. Y hay quien ya se atreve a poner en tela de juicio su presencia en la Eurocopa, donde parecía tener plaza fija.
Barça y Real Madrid también están al tanto de lo que le sucede a Adama, que se había convertido en un objetivo de ambos. Y estaban llamados a competir por su contratación, con otros clubes como la Juventus de Turín, el Tottenham Hotspur, o el Liverpool. No obstante, ahora Ronald Koeman y Zinedine Zidane han visto como su progresión se ha frenado en seco, y se han dado cuenta de que las advertencias eran reales.
Porque muchos aseguraban que Traoré no tiene calidad técnica, y es demasiado predecible. Vive dependiendo demasiado de su velocidad, y, ahora que sus rivales ya le conocen, ya no tiene ese factor sorpresa con el que jugaba a su favor.
A otra cosa.