Joan Laporta trae de vuelta a la estrella del Barça tras muchos años

Espera convencer así a Leo Messi

Joan Laporta sigue haciendo méritos para salir elegido como nuevo presidente del Barça, y espera tener suerte en las elecciones que se celebran en enero. De momento, las sensaciones son positivas, y la afición parece estar convencida de que lo mejor es apostar por el regreso de un viejo conocido, antes que jugársela por un Víctor Font sin experiencia en el cargo. Y con campañas publicitarias como su pancarta cerca del Santiago Bernabéu, se ha ganado a todos.

Ya no solo eso, si no que también promete muchos fichajes de renombre. En especial, aprovechándose de la buena relación que tiene con Mino Raiola y otros agentes de gran poder e influencia. Pero tampoco descuida la búsqueda de un nuevo entrenador, y de un cuerpo técnico y una directiva que haga bien su trabajo. Y quiere apostar por antiguas leyendas de la institución, como Carles Puyol, Jordi Cruyff, y, en las últimas horas, Andrés Iniesta.

El manchego ha estado en contacto con el que fuera su presidente durante casi una década, y han estado hablando de su futuro más inmediato. Y el jugador del Vissel Kobe le ha revelado que el próximo verano colgará las botas, cuando se cumplan tres años de su llegada a Japón. Ya echa de menos su tierra, y valora muy positivamente su experiencia en Asia, pero la da por finalizada. Su cuerpo le pide basta, tras 20 años de futbol al más alto nivel.

Actualmente se encuentra recuperándose de una grave lesión por la que ha tenido que ser intervenido, y que le mantendrá unos cuatro meses alejado de los terrenos de juego. El campeón del Mundial de Sudáfrica en 2010 y de las Eurocopas de 2008 y 2012 tendrá tiempo para replantearse todo de nuevo, y Laporta le intenta convencer para que acepte un puesto en la directiva. Concretamente, en el futbol base, siendo uno de los responsables de la formación de los chavales.

Iniesta encarna el sueño de muchos niños, que abandonan sus casas siendo muy jóvenes, para perseguir su objetivo. Porque él mismo se fue del Albacete para aterrizar en La Masía, donde ha revelado que vivió sus peores años, al principio de todo.

Pero le valió la pena, sin duda.