Florentino se sale con la suya y cierra a un crack mundial (y no es Pogba)

Su llegada puede desembocar en un lío con Zidane

Los gigantes del fútbol que se quedaron en el camino en la pasada Champions están peleando con mucha fuerza este verano. Sus esfuerzos deben configurar superproyectos ganadores que aúnen tres características: crear plantillas competitivas, contar con los mayores cracks posibles e ilusionar a sus aficionados. Las hostilidades las abrió el Madrid, que se ha movilizado pronto para cubrirse las espaldas con fichajes de relumbrón, como el de Hazard, y otros de futuro, como Rodrygo, Mendy o Jovic. La Juventus ha respondido con la llegada de Rabiot, un pretendido por el Barca. La refriega veraniega sigue porque el refuerzo de un adversario supone la debilidad propia y en esta lucha ninguno quiere quedarse en el camino.  

Real Madrid, Barcelona, PSG, Juventus… todos quieren estar presentes en una lucha de cromos en la que no solo vale contratar a buenos futbolistas, estos deben ser los mejores y tener un tirón mediático suficiente como para amortizar la inversión realizada por ellos. Es la pelea por los cracks. Y no sobran. Esos cromos están muy valorados y por eso los clubes con las arcas más fuertes meten codo por contratarlos. El Barcelona ha tomado ventaja en una vieja pretensión de Florentino, Neymar, y el carioca vestido de azulgrana es algo que siembra pavor en los despachos del Bernabéu. El brasileño, pese a sus deslices fuera del campo, es un crack de altura, de los pocos que hay en el mercado, y en el Madrid no quieren un Barca indestructible con la MSN. Si finalmente Bartomeu consigue que Ney vuelva al Camp Nou el presidente blanco quiere disponer de armas futbolísticas consolidadas que hagan frente a su eterno rival, y, a una semana de empezar la pretemporada blanca, ha acelerado por una de sus piezas favoritas. Aún a riesgo de enfadar a su técnico, Zinedine Zidane.

Inminente desenlace

Florentino sabe que la llegada de Pogba, futbolista que ha pedido por activa y por pasiva Zidane, está muy complicada; su alta ficha y el dinero que pide el Manchester United, cada vez más enrocado en la posibilidad de vender al francés a la Juventus antes que a los de Concha Espina, son excesivos. Ante este escenario, el dirigente merengue ha vuelto a poner sus ojos en Christian Eriksen, al que considera el relevo natural de Modric y uno de los mejores centrocampistas del mundo. Sabe que a Zizou no le apasiona el danés, pero cuenta con los tiempos a su favor para convencerle.

A sus 27 años y con una final de la Champions a sus espaldas, Eriksen es una garantía, incluso bajo presión. Posee buen manejo de las dos piernas, un disparo magnífico, gran desplazamiento en largo y una efectividad casi absoluta en la asociación en corto. Además de que el aún jugador del Tottenham está como loco por fichar por el Madrid, al que considera “un paso adelante”, en este momento se dan las circunstancias de que el presidente del club inglés, Daniel Levy, con fama de durísimo negociador, ha hecho saber al Madrid que está dispuesto a negociar en serio –en un primer momento llegó a pedir la friolera de 150 millones- por el mediocentro. Al parecer, sintiendo la presión del futbolista, con la inminente llegada de Ndombelé a su plantilla y ante la posibilidad de que Eriksen salga gratis el próximo verano, Levy prefiere hacer caja, en una operación cercana a los 85 millones de euros. Con un recambio listo, todo se ha precipitado.


Parece que el culebrón en la medular blanca ha llegado a su fin. Condenados a entenderse, Levy y Florentino se han puesto manos a la obra, toda vez que Zidane, que se ha resignado a perder a Pogba, ha dado el visto bueno a su presidente. Florentino pretende acercar posturas e intentar que Eriksen se incorpore a la plantilla lo antes posible. Puede que hasta pueda viajar a Estados Unidos. Es cierto que su fichaje supondría engordar aún más una plantilla enorme que obliga al Madrid a intensificar la operación salida, ardua y compleja, pero en esta lucha de cromos del mundo del fútbol, con todos los gigantes implicados, la llegada de Eriksen es un premio demasiado goloso como para dejarlo marchar.


Al final, Florentino tendrá a otro crack.