Está en la agenda del Barça desde Quique Setién: Koeman lo borra
No acabará llegando al Camp Nou
Quique Setién pidió varios fichajes de manera personal a la directiva del Barça al poco de aterrizar. Y uno de los primeros nombres que puso sobre la mesa, sin pensárselo dos veces, fue el de Aïssa Mandi, al que conoce a la perfección, ya que le tuvo durante dos temporadas en el Real Betis Balompié. Viendo las necesidades en la retaguardia que tenían, creía que era una contratación necesaria, y que podía ser de gran ayuda. Y ciertamente no se equivocaba.
Tenía una gran experiencia, puede jugar como central o como lateral gracias a su polivalencia, y ya conoce a La Liga Santander, a la que llegó en 2016. Lo hizo sin generar mucha expectación, pues casi nadie le conocía, ya que tan solo había jugado en el modesto Stade Reims, que en su momento fue subcampeón de la Copa de Europa, pero ahora vaga por la Ligue 1 y la Ligue 2. Menos de tres millones de euros fueron necesarios para llevárselo al Benito Villamarín.
Y ya puede ser considerada una de las mejores inversiones de su historia. Porque el internacional argelino ha sido pieza clave casi desde el primer día, siendo uno de los favoritos de la afición y un ejemplo para todos por su compromiso y su profesionalidad. No por algo había llamado la atención de equipos de la talla del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, interesados en pagar los 30 millones de euros de su cláusula de rescisión.
En el Camp Nou, a pesar del despido de Setién en agosto, seguían con el nombre del campeón de la Copa África en 2019 en mente. Y más, ahora que termina contrato en junio, y a sus 29 años podía aportar una gran ayuda. Pero Ronald Koeman ha decidido descartarle, y centrarse en otras opciones mucho más atractivas. Además, el propio Mandi, nacido en Francia, no contempla otra cosa que no sea renovar con el conjunto que dirige Manuel Pellegrini.
Se siente como en casa, y de nuevo ve un proyecto muy atractivo, ya que ahora mismo están en posiciones que dan acceso a competiciones europeas, tres años después de la última vez que lo consiguieron.
Precisamente, con el cántabro.