Empate ante Osasuna sin ideas ni magia y Luka Modric da el susto final

El Real Madrid vuelve a los infiernos en su juego y coincide con la baja de su faro, el 10 de Croacia

Cuando toca épica en un contexto determinado, posiblemente en una competición específica -como es la Champions League- ningún equipo puede fiarse del Madrid, esté quien esté sobre el césped entre los blancos, pero este Madrid de Carlo Ancelotti, creyéndose como nadie ese discurso y llevándolo a efecto en tantas y tan inverosímiles circunstancias, se ha pasado de revoluciones y no se ha dado cuenta que no todos los rivales encienden al coliseo blanco, que no todas las competiciones son la Copa de Europa y que no siempre se puede ganar sin proponer en la justa medida que exige su calidad de plantilla. Sin ideas creativas, ayer Luka Modric dio el susto final.

Empezando por resaltar la importancia del menudo en estatura pero gigante en fútbol centrocampista croata, cabe decir que esta puede ser (esperemos que no; lo digo como aficionado al fútbol) la última temporada de Modric en el Madrid, por edad, por contrato y por el toque de gracia que sobre el físico del 10 de la arlequinada puede dar la Copa del Mundo. Y el problema futbolístico para el Madrid en tal caso, como se viene viendo desde hace tiempo (no solo ayer), sería de proporciones antológicas.

Casualidades, de existir, en el fútbol hay pocas, muy pocas. El Madrid de ayer no sacó más rédito porque tampoco lo mereció. Ante Osasuna el Madrid se encontró un rival muy trabajado, con buenos jugadores y las ideas claras, pero sobre todo tuvo que afrontar el partido sin Luka Modric. Y pinchó, la primera vez esta temporada. Si nos ciñéramos al resultado, esto sería anecdótico o incluso ventajoso en mi caso, pero es que el juego del Madrid ante los pamplonicas resultó especialmente preocupante, prueba de ello fue que Ancelotti trató de revertir su errática alineación titular tras el descanso, con el gol visitante de Kike García, cambiando a Tchouameni y Dani Ceballos.

Sobra decir que, simplemente, el Madrid es mejor con Modric, lo cual es de perogrullo, el problema es que su luz se apaga y no hay alternativa real. Ancelotti no le ha dado plena confianza a quien debería sustituirlo, que es Eduardo Camavinga, y este no tiene la chispa ni la libertad que necesita para creérselo. Por otro lado, ni Ceballos ni Valverde, por citar las otras dos alternativas, son capaces de cumplir con ese perfil de 'chistera en mano', por lo que la vacante de crack creativo sigue sin encontrar mago fiable en Concha Espina; sin Modric y sin un recambio, la melodía de seducción está en cierta forma condenada. El croata es la luz en la oscuridad y cuando esta nubla al Madrid -ya sea porque no es una gran noche o un rival de los más importantes sobre el papel- el faro está ausente y la pegada no aparece, ocurren choques imprevistos; a los hechos nos remitimos…