Casemiro, incómodo: tras 7 años, un compañero amenaza su titularidad

El pivote defensivo ha encontrado en Camavinga un rival directo e inmediato

Puede que la transición ya se esté llevando a cabo y precisamente vaya decantándose, cediendo, por el perfil menos esperado. Quizá en la mayoría de equipos grandes de Europa, en los verdaderamente gigantes, no se pueda recitar tan a la ligera y con descaro el tridente de la medular como ocurre en el Real Madrid desde hace incontables temporadas (permítanme la hipérbole) y de ese triunvirato formado por Modric, Kroos y Casemiro, era el brasileño quien parecía, por edad y características, quien tenía su puesto más asegurado, pero ya no, porque con él hay un debate en marcha.

No decimos que el brasileño vaya a perder desde este momento la titularidad de forma permanente, ya que eso sería faltar a la verdad, pero lo que sí es cierto es que Carlo Ancelotti ha destapado un tarro atractivo con Eduardo Camavinga, que ni es pivote ni quiere serlo, y el francés, a lento empuje, comienza a presentar su candidatura a la titularidad, siendo la posición del cinco una opción hoy por hoy viable para él.

Dígase una cosa del galo: es joven, tiene aún lagunas tácticas y, sobre todo, sustituyendo en sus funciones a Casemiro no juega en su posición, pero sus virtudes, totalmente contrapuestas a las del sudamericano, aportan otras cosas al Madrid, y son tantas que empieza a tenerse en cuenta su candidatura al once. Con Casemiro tiene el equipo blanco seguridad, un bloque más robusto, capaz de cerrar filas en torno a la portería de Courtois y quizá más capacidad de soporte ante delanteras potentes. Bien, Camavinga no aporta eso, por lo menos no de forma tan eficaz.

Pero bueno, en cierta forma trata de adaptarse a esa función y lo hace a su manera, porque el ex de Rennes desde sus virtudes, resalta los defectos del paulista. Casemiro, amén de sus capacidades innegables en el repliegue, también condiciona al Madrid, que con él tiene menos seguridad en la salida de la pelota, una circulación más lenta en la organización y el equipo se acomoda, buscando a veces de forma descarada un bloque bajo severo que hace al grupo mucho más estático y previsible. Camavinga, por el contrario, desde atrás es capaz de aumentar la velocidad de circulación, cubrir marcas más amplias y hacer más intensa y enérgica la presión sobre la posesión del rival. También es más técnico y capaz en la organización con la pelota jugada y, en suma, provoca más fallos en el rival, que tiene más huecos, pero se ve obligado a encontrarlos con más rapidez. 

Casemiro sigue siendo el pivote defensivo de Ancelotti, básicamente porque Camavinga no lo es, pero la introducción del francés cambia al equipo y quizá lo haga para mejor. Al menos ya hay una alternativa. La sustitución del brasileño ayer ante el Mallorca, en LaLiga, dibujo en su rostro una sorpresa, pese a la amenaza de amonestación para el Clásico, y es la que empuja desde atrás, es que tiene nombre: Camavinga.