Apuesta arriesgadísima de Florentino y Ancelotti desde enero: Bellingham y 2 piezas delicadísimas
El centrocampista del Borussia Dortmund será el eje de acción, pero hay dos vertientes más que se analizan
La idea del Real Madrid, como han podido comprobar en las últimas ventanas de transferencias, tanto las estivales como las invernales, es clara: fichar solo si es estrictamente necesario. Tanto es así que este sino lo han llevado al extremo, siendo el Madrid, de los grandes de Europa, el que tiene, de lejos, la plantilla más corta. Aun así, la perspectiva es sencilla: Jude Bellingham es la meta y, hasta verano, soportar dos piezas delicadísimas.
Se da por supuesto en la casa blanca, máxime según la idea de juego y filosofía futbolística de Carlo Ancelotti, que la medular y la zaga son plazas cubiertas, que no necesitan retoques, pero eso no ocurre con la punta de ataque y el lateral derecho, dos asuntos que se colocan en el club blanco de aquí al término de la presente temporada como ‘delicados’. Saben en la entidad merengue que van con pinzas en la posición de 9 y en la del 2 al uso, con Benzema siendo el único recurso fiable en la primera y Carvajal renqueante y en mala forma siendo lo homólogo en el carrilero diestro, el único de garantías (cuando hablamos de garantías nos referimos a las atacantes y las defensivas, que Nacho y Lucas Vázquez parchean pero no de la forma idónea)
Es verdad que Bellingham es la respuesta a una intuición en el seno del club blanco por la cual Toni Kroos y/o Luka Modric tal vez no continúen, de ser así, el inglés sería el recambio perfecto junto a Camavinga, Tchouameni y Ceballos. Fran García, flamante regreso en el Madrid procedente del Rayo Vallecano, apuntalará el lateral izquierdo, por lo que solo queda abordar, además de las renovaciones, esos dos asuntos, el 9 y el 2. Pero, ¿qué pasa mientras tanto?
Ese es el punto de cocción. El Madrid sabe que una lesión importante o puntual pero concreta, en esos partidos clave, de Benzema y menos transcendentalmente de Carvajal no tendrá respuesta desde el banco. No la hay. De modo que la estrategia es sencilla: se cruza los dedos con ambos, mucho más si cabe en el caso del francés, que a sus 35 años ya está dando muestras de debilidad física y consistencia en su juego, pero sigue siendo el mejor jugador del Real Madrid.