Ancelotti saca el látigo y usa a Isco para evitar futuros motines

El método del italiano es particular pero por el momento muy efectivo

Ancelotti es un técnico de gesto amable y sonrisa carismática. Su gestión de vestuario suele ser muy buena y las plantillas cierran filas en torno a él y a su staff técnico en casi todos los sitios donde ha estado. Se le percibe como una persona exigente pero justa y noble y eso genera, casi siempre, respeto.

En su nueva andadura por el Real Madrid apenas ha tenido puntos conflictivos. Las cosas están saliendo incluso mejor de lo esperado y el ritmo que lleva el Madrid tanto en LaLiga como en la Champions League es, cuanto menos, prometedor. Quizás en lo meramente deportivo el único pero sería la derrota en casa frente al debutante FC Sheriff Tiraspol que le obligó a asegurar el primer puesto de la clasificación en el sexto y último partido de la fase de grupos.

Más allá de eso, ni un sobresalto. Excepto lo de Isco, claro está. El tema no está cogiendo fuerza porque el Madrid gana y convence cada vez más con su juego, pero el asunto Isco-Ancelotti existe y es muy real. El malagueño se negó a calentar en Granada a finales de noviembre y Ancelotti aquel día cedió, como es habitual en él, para no generar un problema mayor en un nuevo día placentero para los intereses madridistas (el Madrid venció 1-4).

Desde aquel día Isco no ha vuelto a vestirse de corto. Ancelotti le ha ido incluyendo en las convocatorias pero no le ha concedido ni un solo minuto y hace ya casi un mes de esto. Anoche, contra el Cádiz, Isco no entró en la convocatoria por presentar el viernes unas molestias en la garganta que le impidieron entrenar. Para evitar males mayores tras varios positivos, el Madrid decidió que Isco se quedase en casa el fin de semana y con ello ha dicho prácticamente adiós al 2021 (tiene muy complicado entrar en la lista de mañana para jugar el miércoles frente al Athletic en Bilbao).

Ancelotti ha utilizado la actuación de Isco para sacar el látigo de manera sutil y mostrar el resto de la plantilla lo que sucede con las indisciplinas: olvido, banquillo y ostracismo. Isco ya se la sabe.