Raphinha y Lamine Yamal acabaron a gritos en el entrenamiento del martes en Sant Joan Despí

La falta de esfuerzo de Lamine es un problema importante en el equipo

Hace tiempo que en el vestuario del Barça tienen la mosca detrás de la oreja respecto de Lamine Yamal. Después del verano que se ha pegado, muchos se temían que volviera con los humos más subidos de la cuenta. Ya se sabe una estrella mundial y eso lo perciben todos sus compañeros, los cuales saben que deben comenzar a tratarle de una forma un tanto especial si quieren evitar el conflicto u ofender al joven crack del Barcelona, que ya se considera el mejor jugador del mundo y quiere que lo traten como tal en los entrenamientos y en todo lo que respecta al día a día dentro del club.

Ante esta situación, los compañeros de Lamine han entendido que es evidente que debe tener cada vez más galones dentro del equipo. Comprenden que quiera tirar las faltas y los penaltis y que sea él el que lidere la mayoría de los ataques del equipo. Es el mejor y eso forma parte del pack de tener al mejor del mundo. Sin embargo, lo que no todos acaban de digerir igual de bien es la falta de esfuerzo de Lamine a la hora de presionar y de bajar a defender. Eso es innegociable.

Raphinha sigue liderando al equipo

A pesar de todo, Raphinha es consciente de que debe seguir ejerciendo de capitán, por muchos galones que Lamine Yamal haya querido asumir. No puede permitir que nadie se sienta por encima del resto o que no haga los esfuerzos necesarios en partido o en los entrenamientos. Fue por este motivo que, en un repliegue que Lamine no hizo, Raphinha tuvo que llamarle la atención. Algo que no habría sentado nada bien al español, que no respondió como debía.

Todo esto pasó en el entrenamiento del pasado martes y se saldó con un fuerte enfrentamiento entre los dos delanteros. Lamine, de malas maneras, le habría respondido a Raphinha, que lejos de echarse para atrás siguió con su reprimenda, ejerciendo como lo que es: un capitán y una especie de hermano mayor de Yamal. Los dos acabaron a gritos y sin llegar a un entendimiento hasta el final del entrenamiento, donde, por orden de Flick, limaron asperezas.

Así pues, en el vestuario comienzan a ver cómo las actitudes de Lamine Yamal se convierten en un problema. Ya no se esfuerza como antes y eso repercute en la buena convivencia dentro del equipo.