Hansi Flick no quiere volver a alinear a Lamine Yamal hasta nuevo aviso

Los problemas físicos de Lamine son un problema grave para el Barcelona

Terremoto en el FC Barcelona. La decisión más dura de Hansi Flick ya está tomada: no piensa volver a alinear a Lamine Yamal hasta nuevo aviso. El técnico alemán está seriamente preocupado por el estado físico del extremo y considera que seguir forzando sería un riesgo enorme. La pubalgia que arrastra el jugador empieza a convertirse en un problema grave y, para Flick, lo prioritario ahora mismo es proteger su carrera, aunque eso implique dejarlo fuera de los planes durante varias semanas.

El entrenador del Barça cree que el riesgo de lesión es demasiado elevado. Para Flick, empujar a Lamine a jugar en estas condiciones sería hipotecar el futuro de un futbolista llamado a marcar época. No quiere repetir errores del pasado en el club con jóvenes que acabaron pagándolo caro. La decisión es firme: sin recuperación total, no habrá minutos.

La pubalgia lo limita y Flick quiere parar

En el cuerpo técnico lo tienen claro: Lamine Yamal no está bien. La pubalgia le impide entrenar con normalidad y condiciona su explosividad, su mayor arma. Flick ya ha comunicado internamente que quiere detenerlo al menos durante un mes para que haga trabajo específico, descanse y vuelva únicamente cuando esté al cien por cien. Y es que los últimos partidos lo han evidenciado. Le cuesta arrancar, llega tarde a los duelos y pierde chispa en los cambios de ritmo. Flick no está dispuesto a sacrificar el futuro del jugador por urgencias del presente. Sabe que, si no se gestiona bien, esta lesión puede hacerse crónica.

Pero ahí nace el conflicto. Lamine Yamal quiere jugar pase lo que pase. Tiene solo 17 años, una ambición desbordante y la sensación de estar ante su gran oportunidad. Para él, parar ahora sería un paso atrás. Cree que cada partido es clave para demostrar que está preparado para liderar al equipo incluso estando tocado.

Choque inminente entre Flick y Lamine

Así comienza el pulso interno. Flick piensa en el largo plazo; Lamine solo piensa en competir. El entrenador ha sido contundente dentro del vestuario: no va a arriesgar la salud del jugador por un partido más. Para el joven, quedarse sin minutos justo cuando más brillante está siendo es casi un castigo. La realidad es simple: el Barça no puede permitirse perder a una joya como Lamine por una mala gestión. Y Flick no piensa ceder.

Así pues, el pulso está servido. Flick quiere protegerlo. Lamine quiere jugarlo todo. El futuro inmediato del Barça pasa por esta decisión… y el entrenador no dará un paso atrás.