Hansi Flick está harto de que juegue caminando: no le pasará ni una más
La apatía de Lamine Yamal colma la paciencia de Flick
Hansi Flick ha puesto el foco en Lamine Yamal tras la derrota en el Clásico. El joven extremo, que ya fue protagonista antes del partido por sus declaraciones, tampoco brilló en el campo. Flick está harto de la actitud que muestra el jugador en el césped y ha decidido que no le pasará ni una más.
En el juego ofensivo, Lamine estuvo apagado y mostró poca movilidad. Lo que más ha irritado al técnico alemán es que el jugador va caminando muchas veces y está corriendo menos que nunca. Esta falta de intensidad y esfuerzo es inaceptable para un entrenador que exige la máxima entrega en cada jugada.
El dilema físico vs. la actitud: La preocupación del Barça
La duda es si el bajo rendimiento se debe únicamente a un problema físico. La pubalgia que viene sufriendo Lamine podría estar pasándole factura y limitando su explosividad. De hecho, ni en los contraataques consiguió velocidad, lo que encaja con una molestia.
Sin embargo, el cuerpo técnico sospecha que también hay un factor de actitud. Flick no quiere que se confunda la cautela médica con la apatía. Un jugador de la élite no puede permitirse ir caminando durante un partido, independientemente de la lesión. El contraste entre sus declaraciones previas y su rendimiento en el campo no gusta nada en el club.
El banquillo de castigo para recuperar la velocidad
Esta situación refuerza la idea de Hansi Flick de darle un descanso prolongado a Lamine Yamal. El técnico no solo busca que el jugador se recupere de la pubalgia, sino que entienda que la titularidad exige un compromiso físico total. Si la lesión es la causa, el banquillo servirá para curarlo. Si la actitud es el problema, el banquillo será la lección. Flick quiere a un Lamine rápido y desequilibrante, no a un jugador que se arrastra en el campo.
Así pues, Hansi Flick está harto de ver a Lamine Yamal jugar caminando y con poca movilidad, y le ha dejado claro que no le pasará ni una más si no recupera la intensidad, poniendo en duda si el problema es físico o de actitud.