Frenkie de Jong es un generador de tensiones en el vestuario del Barça
El neerlandés es un problema para el Barça
Frenkie de Jong está viviendo su sexta temporada en el FC Barcelona. Aunque llegó con la etiqueta de una de las mejores jóvenes promesas del fútbol mundial, el neerlandés no ha acabado de explotar nunca y desde hace años que el Barça ha intentado su salida para poder ganar algo de músculo financiero. Aun así, el jugador sigue sin querer irse del club y está generando mucha tensión.
El mediocampista tiene un salario muy elevado y eso está dificultando las gestions con él. En un nuevo equipo no podría cobrar lo que está cobrando en Barcelona y, además, tanto él como su entorno están muy contentos en la Ciudad Condal. No tienen pensado irse a otra parte y eso está cabreando a los dirigentes azulgranas. Joan Laporta lo quiere echar, pero De Jong no se quiere ir.
Para Flick no tiene sitio
Hansi Flick tiene a otros futbolistas favoritos para su medio del campo. Jugadores como Pedri, Dani Olmo e incluso el joven Marc Casadó están por delante del neerlandés en sus esquemas. De hecho, en el partido de Champions contra el Estrella Roja, fue la primera titularidad de Frenkie de Jong, un requisito de los despachos para hacerlo jugar en el campo y poder venderlo.
La situación es más complicada de lo que parece. El Barça solo aceptaría una renovación si se bajase considerablemente el sueldo, pero ni el jugador ni sus agentes han respondido a las primeras tentativas del club y se espera lo peor. De Jong acaba contrato en 2026, y desde Barcelona hay miedo de que se vaya gratis, aunque liberase una gran cantidad salarial. Laporta quiere sacar dinero por su venta.
Su juego no es para este Barça
Además, otro de los inconvenientes que tiene De Jong como jugador es su estilo de juego, que no pega para nada con Flick. El técnico alemán quiere un juego eléctrico y el neerlandés tiene la manía de aguantar mucho el balón y dar muchos toques, mientras que Flick quiere pases directos y a un toque. De Jong suele ralentizar mucho la pelota y eso dificulta lo que quieren crear desde el banquillo azulgrana.