Flick, muy enfadado, ha dejado claro al vestuario: es la ultima vez que pasa

La pelea final entre culés y madridistas enfadó, y mucho, a Flick

El Clásico en el Santiago Bernabéu ha dejado heridas profundas en el FC Barcelona, y no solo por el resultado. La tangana final entre jugadores de ambos equipos ha provocado un auténtico enfado en Hansi Flick, que ha trasladado un mensaje contundente al vestuario: “Es la última vez que pasa algo así”. El técnico alemán no tolerará más comportamientos que, según él, dañan la imagen y la disciplina del club.

Flick no tolerará más tanganas ni declaraciones fuera de tono

El entrenador considera inaceptable la actitud mostrada por algunos futbolistas en los momentos de tensión del Clásico. Flick fue muy claro: no quiere un equipo que pierda el control ni la concentración. Las tanganas, las provocaciones y, especialmente, las declaraciones fuera de lugar no tienen sitio en su proyecto. Y entre los señalados está Lamine Yamal, cuya actitud antes y durante el encuentro no gustó nada al cuerpo técnico.

De este modo, Flick ha dejado claro que no habrá excusas. Cualquier jugador que cruce ciertos límites disciplinarios se enfrentará a consecuencias serias, sin importar su edad o su estatus dentro del vestuario. El alemán quiere construir un grupo competitivo, maduro y centrado, y no permitirá que la frustración o el ego personal dañen la dinámica del equipo. Algo que Flick teme que esté sucediendo en esta temporada y que puede bloquear los éxitos colectivos.

Lamine Yamal, en el punto de mira

Las declaraciones de Lamine Yamal previas al partido, en las que dejaba entrever una actitud desafiante hacia el Real Madrid, fueron el detonante de la ira de Flick. El técnico entiende que la juventud no justifica ciertos comportamientos, y ha decidido tomar cartas en el asunto para que el ejemplo sirva a todo el grupo. “Esto no puede volver a pasar”, habría dicho ante los capitanes.

La realidad es que el alemán exige profesionalidad absoluta y quiere erradicar cualquier gesto que reste concentración. Así pues, el mensaje ha sido firme y directo: o el Barça recupera la compostura y el respeto dentro y fuera del campo, o Flick tomará decisiones drásticas. En el nuevo proyecto azulgrana no hay espacio para la indisciplina.