El quinto estadio de fútbol más caro del mundo es un templo olvidado

La historia de lo que pudo haber sido pero no fue parece perseguirle

Cuando en la primera década del siglo XXI la federación de fútbol de Hungría decidió que el país debía tener un campo digno del nuevo milenio, no se detuvo a pensar que corría el riesgo de gastar una cantidad ingente de dinero en algo que no podría ser aprovechado en su justa medida. Y así ha terminado siendo, al menos, por el momento.

El antiguo estadio conocido como el Népstadion (el estadio del pueblo) dio paso al Puskas Arena gracias a una inversión ingente de dinero que le auparon al top 5 de estadios de fútbol más costosos jamás construidos. Demasiado si tenemos en cuenta que el principal motivo para su construcción fue albergar partidos de una Eurocopa, la de 2012, que finalmente terminó celebrándose en Polonia y Ucrania.

En sus primeros años de historia el Puskas Arena ha tenido el privilegio de ver como se celebrara la final de la pasada Supercopa de Europa entre el Bayer Munich y el Sevilla CF, pero salvo esto y los partidos de la selección húngara, muy poquito más se puede destacar. Es previsible que no tarde en albergar una final de Champions League, ya que la UEFA le ha concedido recientemente las 5 estrellas que se requieren para poder albergar un partido como ese, y de hecho, en 2022 será la sede de la final de la Europa League, la otra gran competición continental.

Sus primeros grandes partidos los vivirá este verano si la Eurocopa de 2020, que se celebrará presumiblemente los próximos meses de junio y julio, termina ocurriendo con el actual plan de multisede, ya que Budapest y el Puskas Arena harán de anfitriones para que Hungría pueda disputar sus partidos contra dos favoritos al título: Francia y Portugal.

Aunque hasta esa fecha, uno de los estadios más caros jamás construidos seguirá celebrando partidos como son los de la selección magiar cuando juegue como local, así como alguno de Europa League, debido a las restricciones de algunos países con motivo del COVID-19. Es, por ejemplo, el caso del Molde-Granada, la vuelta de la eliminatoria que obligará a los españoles y a los escandinavos a viajar hasta el este de Europa para dirimir su futuro en la competición continental.