Joselu libró a Carlo Ancelotti de su gran error ante el Bayern: decepción, titular y cruz millonaria

Su actuación, en su puesto, de nuevo muy decepcionante; el entrenador reaccionó tarde

Los golpes de entrenador en los cambios y la gestión del vestuario son las especialidades de la casa de Carlo Ancelotti, el entrenador más laureado de Europa, por algo será. Dicho esto, el técnico italiano se equivoca, como todos, y aunque lo haga en menor medida que el resto, de ahí que gané más que la mayoría, sigue obcecado en imponer la presencia de un jugador que solo da motivos para dudar de la calidad de su fichaje y, por ende, de su inclusión en el once. Por suerte para el Madrid y el míster, Joselu hizo de héroe; este sí, acierto del preparador transalpino y los blancos vuelven a una final de la Liga de Campeones.

El paso adelante no es causal

Vale que quizá Thomas Tuchel pecó de exceso de recelo en sus cambios y que su falta de ambición, como ya le sucedió en su día a Pep Guardiola, terminó matando al Bayern, pero en la reacción del Madrid tras el gol de Alphonso Davies, más allá de la mística y el escudo, hubo pocos secretos: Ancelotti puso a los buenos, sobre todo a uno. Y con buenos nos referimos a esos jugadores que aportan más fútbol al equipo, uno especialmente: Camavinga.

Lo que queremos decir es que, otra vez, Aurelian Tchouameni volvió a la que es su posición favorita, en el pivote defensivo, esa que llegó a cubrir al Bernabéu tras la marcha de Casemiro, y otra vez decepcionó, ya que no solo es un lastre en la distribución, sino que su falta de agresividad y en ocasiones su caos organizativo le costó más de un disgusto a los blancos. Y eso que el Madrid fue mejor que el Bayern, pero lo fue en mayor medida cuando Eduardo Camavinga formó en el once. Digamos que, simplemente, uno es mejor que el otro.

Técnica y tácticamente el de Cabinda es hábil, preciso, creativo y agresivo: regatea cuando debe, filtra pases y cambia el juego, recupera balones, da velocidad al equipo con y sin balón y siempre está bien colocado. En nada de eso es mejor Tchouameni, al que no se le reconocen acciones de mérito y sí de demérito.

Eligió Carletto al ex del Mónaco en lugar del ex jugador del Rennes por los centímetros del primero y porque Ancelotti, aunque genio, tiene un deje conservador que no se le va a quitar. Seamos claros, Tchouameni no supera líneas, recupera pocos balones, un altísimo porcentaje de sus pases son de seguridad, aporta poca velocidad de circulación, no es veloz en el repliegue, ni tan certero como el otro en la marca, y su colocación adolece de fallos estructurales graves. Con él, Kroos sufre mucho más al contruir y, en ocasiones, también al defender. Pero Tchouameni, como no arriesga, no mete en muchos líos a los blancos y con eso, con su presencia y envergadura, se impone para el de Reggiolo como 5 sobre un jugador, Camavinga, con muchísimo más fútbol que su amigo y compatriota y que, no olvidemos, costó en el mercado 50 millones de euros menos.