Guardiola y Haaland dejan abatidos a Bellingham, Harry Kane y Odegaard: esto es demasiado
El City, que parecía muerto, reacciona y alarga su imperturbable estela
El campeón de Europa vigente es de una solidez extrema, construido a prueba de bombas, y eso supone un serio aviso para el resto de favoritos al título, sobre todo el Real Madrid y el Bayern de Múnich, pero su durísima advertencia de ayer llega igualmente a oídos de Arsenal, Barça, PSG o Atlético de Madrid: Pep Guardiola y Erling Haaland son inquebrantables y, si cabe, tienen más argumentos que la temporada pasada para serlo.
El RB Leipzig y el City llegaban al partido que debía dirimir la primera plaza de su grupo (ambos estaban ya clasificados) con la certeza de que los skyblue eran favoritos, pero los alemanes dieron dos zarpazos a los citizens e hicieron lo imposible: ganar en el Etihad Stadium… pero solo provisionalmente. Tras irse 0-2 a vestuarios, el míster catalán leyó la cartilla a sus jugadores y estos reaccionaron: al término del partido, lo de siempre, victoria del equipo inglés.
Sí, los campeones le dieron la vuelta al marcador hasta el 3-2 final con goles de Phil Foden, Erling Haaland y Julián Álvarez en una segunda parte de sumo desgaste y acoso al rival. Y eso, de nuevo, supone un eco para el resto de aspirantes. Lo son por ejemplo el Madrid y el Bayern, también clasificados para octavos antes de esta quinta jornada pero a los que los citizens ya masacraron la temporada pasada en eliminatoria directa, y, por tanto, blancos y muniqueses saben que la orejona pasa por el infierno del coliseo celeste, donde ganar es casi imposible.
Es verdad que Bellingham, Harry Kane y Odegaard son caras nuevas en esta Champions en sus respectivos equipos, pero todos ellos saben que hay un rival a batir y desde ayer que este no solo no ha bajado su nivel, sino que si cabe lo ha subido, porque donde antes eran Grealish, Haaland y Bernardo Silva esta temporada, además de estos tres cracks, están Julián Álvarez, Jérémy Doku o Rico Lewis. Y Gvardiol y un largo etcétera. Pero sobre todo la facilidad de juego de un equipo que en su estadio es una máquina intratable que sí, asusta.