Florentino teme la pesadilla que dejó Abramóvich: 84 kilos de clase

El Madrid, más allá de la actualidad deportiva, vive y late al ritmo que marca su gran objetivo de las dos últimas temporadas, Kylian Mbappé. Sobre el francés está construido el eje del futuro y en base a él se planifica, de ahí que en ningún momento se haya planteado el club salirse de esa hoja de ruta que implicaría gastos que no van destinados a los fines últimos, como el galo. Bueno, no siempre fue así, en plena pandemia se sopesó la incorporación del llamado nuevo Zinedine Zidane, precisamente un rival esta noche en Londres.

Efectivamente estamos hablado de Kai Havertz, el ex del Bayern Leverkusen que maravilló a la Bundesliga y desde ahí a todo el continente, desatando en verano una pelea tremenda entre el Chelsea y el Real Madrid, o lo que es lo mismo, entre Roman Abramóvich y Florentino Pérez. Con 70 millones de libras esterlinas, unos 84 millones de euros, el club alemán se decantó por la propuesta inglesa y el futbolista aceptó tal destino. Y a fe que no se equivocó.

Havertz llegó y ganó la Champions League, entre otras cosas eliminando en semifinales al Real Madrid de Zidane, el legendario jugador (y en el caso blanco, también entrenador) con el que le comparaban; posiblemente uno de los cinco o seis grandes de todos los tiempos. Palabras mayores. Pero Havertz, aunque no aspire ahora mismo a tales alturas, sí es un jugador fantástico, con unas características que temen en Madrid. Y hacen bien.

Bueno en el desborde, rápido y potente, con un gran disparo y enorme capacidad en los balones por alto, el futbolista alemán es uno de los mejores argumentos en ataque de Thomas Tuchel y sin duda una de las peores noticias esta noche para Eder Militao, David Alaba, Dani Carvajal y Ferland Mendy. Su extrema movilidad y versatilidad le permiten arrancar y aparecer casi en cualquier espacio de la franja de ataque, haciéndolo por tanto y en muchos casos indetectable. Suyos son ya algunos de los goles más importantes del Chelsea en los últimos tiempos. El sueño que pudo ser blanco, hoy es pesadilla.