El Bayern manda un aviso a Flick, Lamine Yamal y su Barça, y Simeone escucha el recado “Avisados”

Miedo al golpe y a sufrir un desinfle vertiginoso

El Bayern de Múnich ha logrado estar durante el último lustro en todos los cuartos de final de la Liga de Campeones, aunque en solo dos ocasiones de las últimas seis ediciones ha llegado a semifinales, solo una a la final (que ganó, en 2020). Y el club alemán es más que un termómetro para el Barça, por el inicio fulgurante de los culés (también de los muniqueses) y porque los Hansi Flick, Lamine Yamal y compañía han de enfrentarse a ellos.

El gigante con pies de barro y la bestia negra

Quizá una de las explicaciones de que el Bayern arranque normalmente como un cohete en la Liga de Campeones pero no sepa culminar -en los últimos diez años ha ganado un título, quedándose a las puertas de varios- responda precisamente a eso, a que el inicio vertiginoso bávaro, su estado de forma y de finura llega antes del momento decisivo, en el tramo en el que se deciden los títulos. Y sobre esos altibajos, es un hecho que en los últimos años a los alemanes les atraganta el último paso. Lógicamente, en este Barça que va como la seda se teme eso.

Y no solo eso, también los tropiezos, que los habrá. Para empezar precisamente el Bayern y el Barça han de verse las caras en la Liga de Campeones el día 23 de octubre, lo que desembocará en el descarrilamiento de uno de los dos líderes de la Bundesliga y LaLiga (puede que no, tal vez empaten). Lo curioso (y peligroso, en clave culé) es que ese choque llegará justo cinco días antes de visitar el Bernabéu. En este sentido, el historial reciente blaugrana con los alemanes es motivo de alarma más que suficiente en la ciudad condal.

El Atleti, ¿entre los ocho?

Otro de los equipos a los que les está costando en la UCL y que esta temporada ha hecho una gran inversión es el Atleti, al cual muchas encuestas dan como posible ‘eliminado’ de los ocho primeros puestos que dan derecho a disputar los octavos de final. En base a ello, la regularidad será el caballo de Troya de Simeone y compañía, más que nada porque esas ocho primeras plazas van a salir muy caras.