James Harden toca fondo: se rompe el Aquiles y Steph Curry alucina
Houston Rockets se queda sin su pieza, como los Golden State Warriors sin su estrella
Durante el quinto partido de la serie entre Toronto Raptors y Golden State Warriors de hace dos temporadas, con los californianos contra las cuerdas, Kevin Durant se rompió el tendón de Aquiles poniendo punto y final a su trayectoria exitosa en la franquicia. Esta temporada le ha pasado algo similar a Klay Thompson, que se perderá toda la temporada. Por eso Stephen Curry, que ha sufrido en perspectiva ambas lesiones, unas que han condicionado a su equipo, alucina con que haya vuelto a ocurrir, aunque esta vez atañe a James Harden y sus Houston Rockets.
Y por si ya no tuviera grandes problemas el alero de la franquicia tejana -que se debate entre tratar de salir de Houston e intentar ponerse en forma en mitad de multitud de críticas por su pobre estado físico y sus fiestas- ahora se suma una más: la gravísima lesión de uno de sus compañeros, Chris Clemons, que en el último choque de su equipo ante San Antonio Spurs anotaba un triple y en la carrera siguiente, en defensa, sufría el terrible impacto en el talón.
Uno menos en la ecuación de Harden. Además, parece poco probable a estas alturas, a seis días de que arranque la mejor liga de baloncesto del mundo, que The Beard vaya a salir del equipo, por lo que haría bien La Barba en concentrarse en sacar a flote este barco que está cargado de fuertes incógnitas. Uno podría osar mirar el quinteto inicial de Houston y tratar de ver un gran equipo con Harden, DeMarcus Cousins, John Wall, PJ Tucker y Eric Gordon en sus filas, pero son solo nombres sobre un papel, ya que la realidad amenaza con llevar zozobra al equipo.
De un lado está Cousins, un jugador con unas cualidades tan excepcionales como lo es su capacidad para meterse en líos y arrastrar lesiones que nutren de irregularidad una carrera que empieza a sonar a fracaso. Y qué decir de lo que pueda hacer John Wall, un jugador lastrado por el infortunio y las lesiones del que no sabremos a ciencia cierta si podemos glorificar su talento hasta que ruede un tiempo en pista. Por su parte Harden, con 31 años, debe decidir si trata de hacer algo grande o se difumina como un jugador de una capacidad para la anotación superior, posiblemente la más grande que existe, pero sin la estrella de los campeones. De los veteranos Tucker (35) y Gordon (31) podría decirse tres cuartas partes de lo mismo en cuanto a balas en la recámara. Así las cosas, los Houston Rockets de Harden son si cabe más incógnita que los Warriors de Curry, ambos equipos ahora marcados por una lesión en el talón de Aquiles.