Doncic ya extraña el Real Madrid: K.O inesperado y más solo que nunca en Dallas… ¿será el fin?

Se confirmó lo inevitable, Luka Doncic y los Dallas Mavericks están fuera de los playoffs de la NBA. El esloveno, estuvo más solo que nunca en la derrota que certificó definitivamente la 11ª plaza de los Mavs, lo cual implica que no van a poder acceder a la competición por el anillo por primera vez desde 2018, cuando Doncic apenas había llegado a la liga, todo un batacazo para la franquicia texana.

Los Mavericks lo intentaron todo para salvar la temporada y se lanzaron a por Kyrie Irving en el último día del mercado de traspasos. Sin embargo, la llegada del base solo hizo que las cosas fueran a peor y los de Jason Kidd no hicieron sino comenzar a perder partidos sin parar. El encaje entre Irving y Doncic fue nulo y la pérdida de profundidad de banquillo y junto a la debilidad defensiva que suponen las dos estrellas acabó condenando a unos Mavericks que deberán reconstruirse muy rápido si no quieren que Luka pida un traspaso.

El último partido de la temporada definió a la perfección lo que ha sido el año de Doncic: solo ante el peligro. Irving, se borró del equipo y dejó al esloveno sin compañía para intentar obrar un milagro que se desvaneció en un último cuarto para olvidar donde perdieron la ventaja lograda a lo largo del encuentro. Por su parte, Luka solamente jugó 13 minutos en un partido que fue muy extraño, dado que los Mavs seguían teniendo opciones de clasificación en caso de ganar.

La derrota de anoche aleja, todavía más, a Kyrie Irving de Texas. El base llegó con un contrato expiring y con esta decepción es muy complicado imaginarlo renovando con su actual equipo. Además, como ya contamos en Don Balón, la posibilidad de unirse a LeBron James pesa mucho en su cabeza.

Así pues, seguro que Luka Doncic extraña su vieja vida en Madrid, donde año tras año podía competir por todo, tanto en la Euroliga como en la Liga Endesa, donde junto a Llull, Rudy y compañía dominaba Europa. Ahora, le toca vivir una pesadilla en Texas, donde vive la parte más dura para él, acostumbrarse a las derrotas.